Diario de León

Juan Pablo II y el líder del PSOE muestran su sintonía personal

El Papa a Zapatero: «Usted es el sustituto de Felipe González»

Juan Pablo II, Rodríguez Zapatero y Rouco Varela, ayer, durante la audiencia papal al líder del PSOE

Juan Pablo II, Rodríguez Zapatero y Rouco Varela, ayer, durante la audiencia papal al líder del PSOE

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Magis Iglesias Especial para MADRID.
León

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El Papa demostró en Madrid que conoce a la perfección la política española al reservar unos minutos de su tiempo para reunirse con el líder de la oposición conocedor de que, tarde o temprano, los socialistas sustituirán al PP. Fueron apenas siete minutos los que estuvo con el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, pero fueron suficientes como para que Juan Pablo II comprobara su juventud y dejara constancia de que lo considera ya el «sustituto de Felipe González». Zapatero, con los representantes de Coalición Canaria, fue el único representante de la oposición parlamentaria que asistió a la Misa solemne de canonización en la madrileña plaza de Colón. El dirigente socialista acudió sin su esposa ni acompañante y entretuvo la espera de la ceremonia con una distendida charla con sus compañeros de tribuna, el presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría, y el ex comisario europeo, Marcelino Oreja. La entrevista entre el Pontífice y el dirigente socialista no figuraba en el programa de la visita papal pero estaba prevista desde antes de la llegada del obispo de Roma a Madrid. Se celebró al término de la Misa y fue breve aunque «muy cordial» porque el Papa estuvo «muy cariñoso». Zapatero explicó a Juan Pablo II que comparte su rechazo a la guerra y le manifestó su plena sintonía con los planteamientos que defendió en relación con el conflicto de Irak. Precisamente, esta sintonía influyó en la celebración del encuentro a pesar de que provocó la protesta de otros partidos de la oposición que no fueron citados. La informalidad del encuentro se vio reflejada en el marco elegido puesto que Zapatero no tuvo acceso a la Nunciatura y tuvo que contentarse con ser recibido en la sacristía de las instalaciones de la plaza de Colón. Sin embargo, tuvo un tratamiento deferente por parte del presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Rouco, que le acompañó a la entrada y le despidió a la salida. «Así que usted es el que sustituye a Felipe González» le dijo el Papa al secretario general del PSOE, quien no tuvo más remedio que contestar afirmativamente. Además, le preguntó por su edad y, al saber que el líder de la oposición cuenta sólo 42 años, le replicó: «Yo tengo el doble». Juan Pablo II desmintió a quienes afirman que está aislado y no conoce la realidad española. Al mencionar a Felipe González dejó claro que considera al nuevo dirigente socialista el responsable de una política de continuidad con los gobiernos que presidió su predecesor en lo que a las relaciones entre la Iglesia y el Estado se refiere. El Papa recordaba, sin duda, sus cuatro visitas anteriores a España, que se produjeron siempre con gobiernos presididos por González. Fuentes socialistas aseguran que su secretario general transmitió al Pontífice las «buenas relaciones y la fluida comunicación que mantienen los dirigentes del PSOE con la Conferencia Episcopal». Con este mensaje, el líder de la oposición garantizaba que no habrá una quiebra en la política el día en que el PSOE llegue al gobierno. Juan Pablo II le transmitió a Zapatero su satisfacción por la buena sintonía que mantiene la dirección socialistas con los obispos españoles. Zapatero obsequió al Papa con un aguafuerte del escultor vasco, Eduardo Chillida, que representa una mano tendida. En un comunicado oficial, el PSOE señaló que el líder de la oposición quería transmitir con su regalo «un mensaje de bienvenida y afecto, de paz y amistad» al Santo Padre. Además, insistió en la coincidencia de puntos de vista al explicar que, como la de la obra de Chillida, «la nuestra es una mano tendida, abierta, que invita al acercamiento, a la paz y a la solidaridad, valores esenciales tanto del cristianismo como del pensamiento socialista». Los nacionalistas vascos y catalanes, así como Izquierda Unida dieron un plantón al Papa. La ausencia de dirigentes de la oposición, salvo PSOE y Coalición Canaria, contrastó con la nutrida presencia de representantes del Gobierno. El Pontífice hizo un guiño a los numerosos dirigentes autonómicos presentes en el acto y les dedicó sus primeras palabras. «Agradezco particularmente la presencia aquí de los presidentes de Comunidad Autónomas», dijo al iniciar la homilía a la que no asistieron los jefes de los gobiernos de País Vasco y Cataluña, Juan José Ibarretxe y Jordi Pujol, como tampoco lo hicieron los parlamentarios de CiU y PNV. Los dos vicepresidentes del Gobierno y diez ministros se concentraron en la tribuna de autoridades, repleta de secretarios de Estado, presidentes autonómicos, alcaldes y miembros del cuerpo diplomático. Además de Rajoy y Rato, que asistieron acompañados de su esposa y su hija mayor, respectivamente, estaban los titulares de Defensa, Justicia, Sanidad, Interior, Administraciones Públicas, Agricultura y Pesca, Trabajo y Asuntos Sociales y Cultura. Las primeras autoridades del Estado, con el presidente del Gobierno al frente, se acercaron a recibir la bendición del Papa. Aznar se arrodilló ante el Pontífice y entre los fieles que abarrotaban la plaza -que recordaban la inclinación con la que saludó al Pontífice a su llegada al aeropuerto de Barajas- se escuchó un: «Ahora sí».

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