OPINIÓN José Cavero
El ciclón Woytila
Pasó por España el ciclón Woytila, el Papa Juan Pablo II, que a pocos resultará indiferente y menos aún criticable. Desde sus casi 83 años, parece estar disfrutando de un tiempo en el que aparecen aliviados sus sempiternos y múltiples problemas de salud y en los que brillan en su comportamiento una cierta ironía y el estar más allá de cualquier condición humana. Puede bromear con los jóvenes que le rodean en el aeródromo de Cuatro Vientos que, al paso que van, interrumpiéndole a cada instante, se echará la noche encima, y darán las doce de la medianoche... Cabe suponer que cada cual estuvo en su lugar y que nada rechinó durante la estancia de treinta y una horas del Papa en tierra española, ni en sus dos actos multitudinarios, con muchos centenares de miles de personas a su alrededor, ni en la llegada o en la partida, ni tampoco en sus encuentros privados en la Nunciatura, donde probablemente lo más llamativo resultó la audiencia concedida a la amplísima familia Aznar. El portavoz vaticano señaló que no se mencionó la guerra en ese encuentro esencialmente familiar con esposa, hijos, madre, suegros, hermanos, cuñados, sobrinos... y demás familia, excluido Alejandro Agag, que a no pocos habrá parecido un encuentro un tanto abusivo de su condición de jefe del Gobierno. Ni el Rey tuvo iniciativa parecida. Cabría preguntarse si presentarse con una veintena de familiares fue una argucia para evitar un cierto rapapolvo papal... Parece evidente que «en una reunión de esas características, no ha lugar para ese tipo de asuntos», como explicaban los portavoces del Vaticano y del Gobierno español de manera unánime. Por lo demás, resultó evidente que el Papa insistió en el valor supremo de la paz. ¿Se habrá dado por aludido Aznar cuando el Papa ha invitado a los jóvenes a luchar por la paz y contra la guerra, y cuando ha efectuado insistentes invitaciones a observar que la construcción de Europa es tarea preferente, y que esa Europa debiera ser fiel a sus raíces cristianas? Este Papa no da puntada sin hilo y es bastante probable que esté sugiriendo que, en la futura Constitución de Europa, le gustaría que apareciera esa mención a las raíces cristianas de la Vieja Europa remozada en la Unión de los 25.