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Aviso para navegantes Las elecciones municipales han sido siempre un vaticinio fiable de lo que pasará en las generales

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León

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MADRID. Melchor Sáiz-Pardo Las seis elecciones municipales celebradas en España desde la llegada de la democracia han sido siempre un banco de pruebas bastante fiable con vistas a las elecciones generales inmediatamente posteriores. El derrumbe de la UCD a principios de los ochenta, el ascenso del PSOE en aquella época, la caída de los socialistas a mediados de la década de los noventa y la llegada del PP se pudieron leer en los resultados de los comicios locales años antes de que los españoles fueran llamados a las urnas para elegir la composición del Congreso de los Diputados. En 1979, la UCD ganó los primeras elecciones municipales. Fueron los últimos comicios de alcance estatal que venció la formación de Adolfo Suárez, que por entonces todavía aglutinaba a las diferente sensibilidades que tres años después se disgregarían en mil pedazos. El PSOE, por entonces, ya dio muestras de su solidez: fue la formación más votada en diez capitales de provincia y logró el gobierno de muchas otras gracias a los acuerdos que firmó con el PCE, lo que hizo que apareciera como vencedora de los comicios. Tras la mayoría absoluta socialista de 1982, el Partido Socialista ganó con comodidad los comicios locales de 1983, donde fue la fuerza más votada en 36 capitales, frente a las once de Alianza Popular. El empuje de la formación de Felipe González y la facilidad con la que se hizo con el poder local en España fueron la antesala de lo que ocurriría en las elecciones generales adelantadas a 1985, en las que el PSOE revalidó su mayoría absoluta, pero en las que AP recortó tímidamente las distancias. En 1989, el Partido Socialista consiguió por un apurado margen su tercera mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Dos años antes, la consulta municipal, de nuevo, había dejado claro que el poder en los principales ayuntamientos del país seguía holgadamente en manos socialistas, que ganaron aquellos comicios en 32 capitales. Las elecciones municipales de 1991 -coinciden buena parte de los politólogos- fueron, dos años antes de los comicios generales, el primer aviso serio de que el partido que venía gobernando ininterrumpidamente desde hacía una década comenzaba a dar señales de debilidad, aunque era capaz, aún, de volver a ganar elecciones. En 1991, el PSOE venció los comicios locales con 7,2 millones de votos frente a los 4,7 del nuevo Partido Popular: 25.260 concejales socialistas frente a 19.298 populares, 24 capitales del PSOE frente a 21 del PP. Unos guarismos que fueron como una predicción: Felipe González venció sus últimas elecciones generales, pero en 1993 el PSOE necesitó de los votos de CiU para gobernar en medio de una cada vez más acuciante crisis. En medio de esa situación de inestabilidad, y en los prolegómenos de la llegada del PP al poder, en 1995 el PSOE perdió sus primeras elecciones locales (además de autonómicas y europeas). Las elecciones generales de 1996 fueron casi un calco: el PP venció sin mayoría absoluta y con un estrecho margen de votos sobre el partido que todavía lideraba Felipe González. Hace cuatro años, en la última votación municipal, se pudo intuir la nueva victoria de José María Aznar en las elecciones generales, si bien es cierto que el escaso margen de votos que el PP sacó al PSOE (apenas 39.000 papeletas) no hacía vaticinar que los populares ganarían con una sobrada mayoría absoluta. MONTSERRAT T. DÍEZ José Luis Rodríguez Zapatero saluda a los militantes socialistas al comienzo del mitin que ofreció ayer en Palma bernardo rodríguez José María Aznar, durante el mitin que ofreció ayer en el Palacio de Deportes de Logroño Zapatero participó ayer en Palma de Mallorca en un mitin ante 4.500 seguidores.El líder socialista acusó a Aznar de querer imponer «la democracia del silencio», y de entender ésta como «votar y callar», a la vez que aseguró que España necesita una regeneración de valores. Aznar habló de la problemática vasca en su mitin de ayer en Logroño. Ante unas 5.000 personas, el presidente del Gobierno aseguró que, en España, «las normas se cumplen y con los terroristas no se pacta».

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