Zapatero renuncia a su primer debate cara a cara con Aznar tras el 25-M

«Toda España -dijo- está bajo el impacto del accidente que ha costado la vida a sesenta y dos compatriotas. Tiempo habrá para hablar de la Ley de Extranjería, pero hoy sólo quiero comentar esta tragedia». Con estas palabras Rodríguez Zapatero dejó para otro día la cuestión que este miércoles debía plantear, en un tono un tanto irónico, sobre si ha encontrado el Ejecutivo «por fin» los criterios legales necesarios para regular «adecuadamente» el fenómeno de la inmigración. Y ofreció a las Fuerzas Armadas y los familiares de las víctimas -«que dieron su vida entregando lo mejor de nosotros, la humanidad»- la emoción de los diputados como homenaje y condecoración parlamentarios. Aznar agradeció las palabras del líder de la oposición y puso a un lado así la dureza con la que minutos antes había respondido al coordinador general de IU, Gaspar Llamazares. Ahora bien, no dejó pasar la oportunidad para deslizar unas palabras tras las que se percibió una suerte de equiparación entre los fallecidos, miembros de una misión de paz en Afganistán, y las tropas enviadas estos meses a Irak. «Los españoles -subrayó- tenemos la obligación de respaldar a todos aquellos que cumplen con una tarea por la seguridad nacional, en este caso de lucha contra el terrorismo.» La noche anterior, el jefe de la oposición había tomado la decisión de dejar a un lado su enfrentamiento habitual de los miércoles con Aznar en una jornada en la que se iba a oficiar el funeral de los 62 militares. Los diputados populares tuvieron que consolarse con el cruce dialéctico que protagonizaron el «triunfador» Aznar -a quien recibieron en el hemiciclo con una ovación- y el más «radical» de la «coalición» de izquierdas, Llamazares. «¿Por qué ha transformado el Consejo de Ministros en el Comité Electoral de su partido?», reprochó el portavoz de IU al presidente del Gobierno. Ésta es una crítica que tanto su partido como el socialista han formulado con insistencia en los últimos veinte días. Este miércoles obtuvo réplica por parte de Aznar: «El Gobierno gobierna en cualquier período de una legislatura y pensar que no debe hacerlo en la campaña electoral es tan absurdo que la respuesta es evidente». Frente a las decisiones tomadas por su ''comité electoral'', el jefe del Ejecutivo habló de las tomadas por el de Llamazares. Según su interpretación: apoyar el «plan Ibarretxe», impedir una mayoría constitucionalista en el Ayuntamiento de Bilbao (al no estar dispuesto IU-EB a pactar con el PSE y el PP) y abstenerse en el Parlamento vasco durante la votación para disolver al sucesor de Batasuna en esta cámara, Sozialista Abertzaleak. El Congreso de los Diputados volvió a ser el centro de los debates sobre la guerra de Irak. El vicepresidente primero, Mariano Rajoy, justificó el apoyo del Gobierno a la intervención y puntualizó esta vez que se trató de una decisión «política» para la que, según dijo, no existía ni hacía falta «ningún informe» que la avalara. De esta forma rechazó la petición que de esos documentos le hacía el diputado socialista Diego López Garrido, quien consideró «extraordinariamente grave» que el Parlamento no disponga de esos datos.