OPINIÓN Pedro Calvo Hernando
Ni Harry Potter lo superaría
No tengo más remedio que felicitar al PP por la destreza demostrada en el intento de presentar su derrota como una victoria y el fracaso de Aznar como un fracaso de Zapatero. Es asombroso, pero dan la impresión de que se creen sus propias ensoñaciones, como en ese recibimiento mayestático a Aznar el martes al llegar al Comité nacional del partido. Después del presidente, es Arenas el más destacado muñidor de la reconversión de derrota en victoria. El riesgo es que todo eso se lo pueda creer mucha gente, a la vista del servilismo con el que tantos medios y comunicadores colaboran en la hazaña mágica, una hazaña que ni el mismísimo Harry Potter superaría. Yo no sé si todo eso les sirve para algo, supongo que sí. Pero lo que no es posible es convertir en verdad una mentira aunque se repita mil veces, al revés de lo que dijo aquel sabio. Las elecciones municipales las ha ganado el PSOE, antes de añadir otros dos millones o más de votos de la otra izquierda nacional y regional, pactable con los socialistas. Y en cuanto al panorama autonómico, las cosas quedan más favorables aún para el PSOE, que va a gobernar sobre 18 millones de españoles, frente a 13 del PP, y que si gana las autonómicas de Cataluña en el otoño añadiría otros 6 millones, lo que totalizaría 24 frente a 13, casi el doble. Pero no hay que adelantar acontecimientos para decir que el PP ha cosechado un gran fracaso si se compara con sus resultados de las últimas generales, que ha perdido en menor medida si se compara con las anteriores municipales, que la izquierda le sobrepasa en varios millones de votos y que Zapatero ha hecho un estupendo papel, al ganar las primeras elecciones nacionales bajo su mandato, algo que sólo Suárez consiguió, pero no Felipe González, ni Calvo Sotelo, ni Aznar. ¿Que Zapatero podía haber arrasado el 25-M? Hombre, claro, y la Virgen de Fátima se le podía haber aparecido, o podía haberle tocado la primitiva. Afirmar entre aplausos que Zapatero ha fracasado es una hábil forma de tratar de ocultar el propio fracaso.