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Publicado por
León

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Sobre la estela de dolor de los 62 ataúdes, concentración que impresiona al más escéptico, se ha extendido una falsa ola de opinión favorable al aumento de los presupuestos de Defensa. Y escribo falsa, porque en todas las encuestas el porcentaje de ciudadanos preocupados por aumentar la dotación del Ejército es mínima, siendo mayoritaria la de los que opinan que hay que ahorrar en gastos de Defensa. Más aún: hay un discurso que prefiere el amor a la guerra, o, dicho de una manera presupuestaria, gastar más dinero en socializar los preservativos que en comprar tanques. Otrosí, en el conflicto iraquí, se produjo la contradicción de que, por un lado, se criticaba la participación en la guerra y, a la vez, el vasallaje con EE.UU., lo cual sólo se puede neutralizar con un Ejército Europeo, lo que quiere decir prepararse para la guerra. Lo expuesto no es producto de una habilidad dialéctica, sino la consecuencia de un somero análisis de lo que salta a la vista, es decir, de constatar la empanada mental que los europeos en general y los españoles en particular tenemos respecto a los gastos de Defensa. O bien seguimos la máxima romana, que es la máxima de Estados Unidos, «si vis pacem para bellum», o bien invertimos en mantequilla y no en cañones. Lo que no se puede es estar a favor de la independencia europea en materia de Defensa los lunes, miércoles y viernes, y mantenernos hippys los martes, jueves y sábados. Los domingos podríamos reflexionar en un aspecto muy interesante: el de que la libertad, la prosperidad y los derechos humanos se han tenido que conquistar y defender con las armas en numerosas ocasiones. No hay problema para ponernos de acuerdo en contra de la guerra. Pero todos. Porque puede suceder que el que no esté de acuerdo nos quiera convertir en su esclavo y quitarnos los preservativos.

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