Diario de León

Un tercer agente resultó herido grave por la explosión, cuya potencia elevó al vehículo que ocupaban a la altura de un cuarto piso

ETA reaparece y mata a dos policías con una bomba-lapa en Navarra

ETA reapareció en la localidad navarra de Sangüesa, donde asesinó a mediodía de ayer a dos agentes del Cuerpo Naci

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Melchor Sáiz-Pardo - SANGÜENSA.
León

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Los dos agentes muertos se encontraban dentro del coche oficial, un Citroën ZX, mientras que el herido grave se disponía a subir. La organización terrorista volvió a matar cinco días después de las elecciones municipales y autonómicas, tras un periodo de inactividad criminal de más de tres meses. Su último atentado mortal fue el asesinato el pasado 8 de febrero del jefe de la Policía Local del municipio guipuzcoano de Andoain y militante socialista, Joseba Pagazaurtundua. ETA sacó este viernes de su error a los que sostenían que estaba en una tregua tácita. Su inactividad sólo obedecía a los golpes policiales que lograron frenan la actuación de sus comandos. En Sangüesa, todo estaba tranquilo. Era un día caluroso, casi de verano. Bonifacio Martín Hernando, Julián Embid Luna y Ramón Rodríguez Hernández se disponían a dejar el pueblo a las 12,25 horas, una vez concluida la tarea de renovar los DNI de algunos vecinos. Los dos primeros policías entraron en el coche y el mundo estalló bajo sus pies. Habían estallado entre cinco y seis kilos de «titadine», según los primeros cálculos, colocados en la bomba lapa adosada al vehículo. El automóvil, en realidad un amasijo de hierros en llamas, se elevó unos 15 metros. Los cimientos de las casas de la plaza de Santo Domingo se estremecieron y se desató el caos, los gritos, y el ir y venir de sirenas. Bonifacio Martín, de 56 años y natural de Avila, y Julián Embid, de 53 y natural de Saviñán, fallecieron de inmediato. Cada uno deja viuda y dos hijos. Ramón Rodríguez, de 44 años, quedó herido grave y sufre heridas múltiples de metralla en tórax y abdomen, así como en ambas piernas. En un principio, se temió que fuera necesario amputarle las dos extremidades, pero los portavoces del hospital de Navarra, donde fue ingresado, negaron esta versión y señalaron que su estado es menos grave de lo que se creyó después del atentado. También resultó herido leve en una pierna el trabajador de Telefónica y vecino del pueblo Carlos Gallo, de 37 años, que pasaba por la zona. Otras personas fueron atendidas por ataques de nervios y lesiones menores. Los inmuebles y vehículos colindantes también sufrieron daños. En la plaza de Santo Domingo tiene su despacho profesional un concejal de Unión del Pueblo Navarro, denominación del PP en esta comunidad, por lo que en un primer momento se pensó que el edil era el objetivo del atentado. El equipo móvil de expedición de documentos de identidad se había desplazado a la localidad navarra a primera hora de la mañana. Era un trabajo rutinario que se hacía cuando la Delegación del Gobierno recibía determinada cantidad de peticiones para renovar el DNI. Los tres agentes aparcaron el automóvil frente a una tienda de alimentación, se instalaron en la Casa de Cultura del pueblo y fueron atendiendo a los vecinos que requerían sus servicios. En Sangüesa, era de conocimiento público que este viernes, a las 9,30 horas, llegarían los agentes del DNI porque los residentes conocían desde principios de año por un aviso del ayuntamiento que iba a suceder. Siempre eran los mismos agentes los que acudían a prestar este servicio, que hasta hace poco tenía una periodicidad bimensual, y lo hacían sin tomar ninguna medida especial de seguridad. El comando de ETA, por tanto, estaba avisado por alguien del pueblo o por alguien que estaba al tanto de la información. El coche policial, como es lógico, llegó sin la bomba lapa adherida, por lo que los terroristas tuvieron que actuar a plena luz del día para colocar el artefacto. Tuvieron tres horas para hacerlo y nadie vio nada, a pesar de que es una zona muy concurrida por la que pasa mucha gente, alberga a numerosas oficinas y hay unas obras. La zona fue acordonada de inmediato por las fuerzas de Seguridad para alejar de los curiosos la dantesca imagen que sucede a cada atentado con bombas, suelo renegrido, olor a gasolina y neumáticos quemados, trozos de carne humana esparcidos por el suelo y hierros retorcidos. Condenas El Gobierno, todos los partidos políticos salvo SA y los sindicatos condenaron de forma «enérgica y rotunda» el atentado. En el Parlamento Vasco, todos los grupos guardaron en pie tres minutos de silencio como muestra de «repulsa, condena y desprecio» por el atentado, a excepción de Sozialista Abertzaleak (SA), cuyo portavoz parlamentario, Arnaldo Otegi, en una entrevista emitida por la televisión vasca ETB responsabilizó al Gobierno del atentado porque -dijo- «trae personas y las arma para hacer la guerra». Los Reyes y el Príncipe de Asturias enviaron sendos telegramas de pésame a los familiares de los policías nacionales asesinados, y Don Juan Carlos también hizo llegar su más sentido pesar al director general de la Policía, Agustín Díaz de Mera. Poco después de la explosión, el presidente del Gobierno, José María Aznar, decidió suspender su viaje a San Petersburgo y el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, subrayó que el Ejecutivo continuará

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