A buenas horas, mangas verdes

Como era de cajón, el ministro de Defensa, Federico Trillo, ha suspendido con carácter inmediato los contratos aún vigentes que su ministerio mantiene con la empresa británica Champan Freeborn a través de la Agencia de Mantenimiento y Apoyo de la Otan (NAMSA), que contrató el Yakolev 42 que se estrelló en Turquía causando la muerte de 62 militares españoles. Las agencias informan de que la decisión del ministro de Defensa se produjo tras una reunión con el presidente del Gobierno en la que analizaron las investigaciones. En su entrevista de la Cadena Ser, Rodríguez Zapatero asegura que esa decisión pone de manifiesto que «algo no funcionaba bien» y recordó que el PSOE «ya alertó sobre esta situación». Numerosos testimonios ya advertían del grave riesgo que corrían los militares españoles transportados por esa clase de aviones, por lo que es rarísimo que Trillo y su ministerio hayan asegurado que no habían llegado a su conocimiento. El sorprendente e-mail del fallecido comandante Ripollés, describiendo el mal estado de los Yakolev y sus comprensibles renuencias a ocuparlo en el viaje de vuelta a España, parece extraído de una novela de truculencias. Vean la respuesta del padre de uno de los militares muertos a la decisión ministerial de suspender los contratos de alquiler de los aviones rusos: «A buenas horas, mangas verdes». Era en un programa radiofónico con Iñaki Gabilondo, en el que varios familiares de nuestros militares muertos denunciaban de nuevo las increíbles condiciones de esos vuelos. Una madre preguntaba por qué se suspenden, si el ministro Trillo acababa de asegurar que los aviones se encontraban en perfecto estado. Por cierto, que cuando se refieren a Trillo, dicen «el todavía ministro de Defensa». Tal como están las cosas, la verdad es que no se entiende bien que el ministro -político muy apreciado por mí y con el que mantengo un trato antiguo y muy cordial- no haya dimitido todavía o no lo hayan cesado. Debe ser lo que dice Rodríguez Zapatero: antes hay que realizar una exhaustiva investigación. En otros tiempos las dimisiones se exigían a gritos e incluso se conseguían en cuanto que aparecían los primeros indicios de un asunto turbio que implicaba a un político. ¿Qué será mejor?