Diario de León

Los profesionales del sector acusan al Ministerio de Fomento de utilizarles como «chivos expiatorios»

Los sindicatos no aceptan la versión del Gobierno sobre el accidente ferroviario

Álvarez Cascos evitó ayer valorar si se produjo algún fallo en los sistemas automáticos

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J.?A.?B. - madrid
León

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Los profesionales de Renfe albergan serias dudas sobre la versión oficial dada por el Ministerio de Fomento respecto a las causas del trágico accidente de ferrocarril ocurrido el martes en las proximidades de la localidad albaceteña de Chinchilla, que provocó 19 muertos y tres desaparecidos. A su juicio, la Administración ha utilizado a los trabajadores de la compañía -el jefe de circulación (factor) de la estación citada y el maquinista del Talgo siniestrado- como «chivos expiatorios». Por este motivo, el comité de empresa ha convocado un paro de protesta para el próximo lunes. Según pasan las horas, se confirman las lagunas que presenta la explicación que han dado las autoridades a las causas del siniestro. Y es que, aunque en un primer momento desde Fomento y sus organismos dependientes se resaltaron las «estrictas» medidas de seguridad que tiene el tramo de vía afectado, el propio ministro Francisco Álvarez-Cascos evitó ayer jueves valorar si se produjo algún fallo en esos sistemas. Lo que sí hizo fue reconocer que dadas las características de ese trazado y el poco tiempo disponible, nada hubiera podido evitar el choque frontal entre los trenes. El titular de Fomento explicó que cualquier intento del «factor» de la estación -este declaró ante la Policía Judicial que intentó comunicar por teléfono con el tren- hubiera estado destinado al fracaso por la escasa distancia entre la estación y el lugar del incidente, situado apenas a tres kilómetros de Chinchilla. «El escasísimo margen de tiempo que mediaría entre el reconocimiento del error y la posibilidad de comunicación, hubieran hecho imposible frenar los trenes a tiempo», dijo Álvarez-Cascos, quien recordó que en cualquier caso no hubiera bastado con prevenir a uno de los dos maquinistas, puesto que en el tramo afectado no hay un solo desvío. Esta versión guarda pocas coincidencias con la de los profesionales de Renfe pues, según el comité de empresa, sólo transcurrieron cuatro minutos entre la salida de la estación, que fue posible porque el semáforo de paso estaba en verde por razones desconocidas, y el choque. Por el contrario, sí hay bastantes discrepancias, ya que los sindicatos sostienen que falló el sistema alternativo de comunicación tren-tierra y no se explican cómo el Talgo pudo reiniciar la marcha sin recibir la autorización personal del «factor». El propio jefe de circulación (cargo conocido en medios técnicos como «factor») aseveró ante los responsables de la investigación policial, quienes a su vez rendirán cuentas ante el juez encargado del caso (que ha declarado el secreto de sumario), que en ningún momento hizo la señal preceptiva con su banderín para autorizar la salida. Es más, según CC.OO., declaró que incluso llegó a prevenir al maquinista de que estaba esperando a un mercancías para que demorara el reinicio de su marcha. También habría intentado, según el sindicato, comunicar con el Talgo por otras vías oficiosas (walkie-talkie o teléfono móvil), que no están reguladas aunque se usan para paliar deficiencias en las comunicaciones. Sin embargo, la normativa interna de la propia Renfe no permite el uso de móviles particulares, por lo que en los casos de «bloqueo telefónico» (como Chinchilla) la comunicación entre una estación y un convoy es más que complicada, pese a contar con el sistema tren-tierra, que en este caso resultó afectado por las perturbaciones del terreno.

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