Diario de León

| Análisis | Casi nadie cree que sus motivos fueran políticos |

La hipótesis de la compra

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Enrique Clemente - madrid
León

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¿Obraron Tamayo y Sáez por meros criterios políticos o fueron sobornados para evitar un gobierno de izquierdas en Madrid que atentaba contra los grandes intereses urbanísticos? ¿Sabían algunos centros de po-der económico, incluso el PP, lo que iba a pasar? La sorprendente deserción de estos dos diputados da pie a varias conjeturas. Según esta hipótesis, la espantada se debió simplemente a su oposición frontal a los pactos con IU, por considerarlos perjudiciales para el PSOE. Tamayo se queja de que la coalición liderada por Llamazares pudiera obtener mediante la negociación cotas de poder que no se corresponden con el exiguo porcentaje obtenido en las urnas. Es una argumento político legítimo, pero sin fuerza suficiente como para desencadenar una crisis que, en cualquier caso, ha provocado ya un daño al PSOE infinitamente superior del que Tamayo quería evitar. El martes Llamazares apuntaba que detrás de la actuación de Tamayo y Sáez hay una «conspi-ración económica» para tratar de impedir que la izquierda gobierne en la Comunidad de Madrid, donde se gestionan «intereses millonarios». El mismo día Zapatero aseguraba que lo sucedido era una «operación perfectamente planificada». Los datos son elocuentes: los socialistas pretenden reducir a la mitad (IU, más aún) la edificabilidad en la Operación Chamartín, el mayor proyecto urbanístico de España y uno de los más importantes de Europa. No hay que olvidar que el presupuesto de la comunidad es de 12.354 millones de euros. Tamayo y Saéz se habrían vendido por dinero. De acuerdo con esta teoría, detrás de todo estaría José Luis Balbás, el líder de Renovadores por la Base, conocido como «el conseguidor» en el partido y que controla varias empresas dedicadas a la promoción inmobiliaria. Balbás habría utilizado a Tamayo y Sáez para vengarse de Simancas por no cederle el control de la consejería de Vivienda, a la que optaba IU. El PP, según esta hipótesis, no habría asimilado la pérdida de la comunidad, que se negó a admitir durante una larga noche electoral. El objetivo final sería convocar nuevas elecciones, en las que sus posibilidades de ganar por mayoría absoluta serían mucho mayores. Esta especulación supondría que el PP sabía del descontento de Tamayo y Sáez y que se aprovechó de ello. Aunque todo apunta hasta ahora a que el PP sólo se ha beneficiado de la impericia de sus rivales.

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