Diario de León

La dirección y los barones socialistas defenderán hasta el final el proyecto de Zapatero

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marta suárez | madrid
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La Ejecutiva Federal y el Consejo Territorial del PSOE se unieron ayer lunes como una piña en torno a José Luis Rodríguez Zapatero y al «núcleo duro» del partido -José Blanco y Jesús Caldera- ante la mayor crisis que ha sufrido la dirección desde que tomó las riendas del partido en julio del 2000. Está en juego la victoria del 2004. Los socialistas anunciaron que hoy presentarán una querella criminal contra los responsables del escándalo y sus cómplices y apuntaron, ya sin rodeos, que el PP está detrás de la operación. «No cerramos filas: abrimos en ataque», resumió el presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, la estrategia que en los próximos días pondrá en marcha su partido para defender que no es el culpable, sino la víctima, de este «golpe a la democracia» que atribuyen a los dos diputados madrileños que les han traicionado. Salvar los muebles Los socialistas saben que en este asunto no sólo está en juego el Gobierno de Madrid, que algunos ya dan por perdido, sino también salvar el proyecto de Rodríguez Zapatero para que afronte las elecciones generales del 2004 en condiciones de ganar. Y también que en esclarecer este posible caso de corrupción les va «el prestigio como demócratas y la dignidad como socialistas». Rodríguez Ibarra -en nombre de los diecisiete líderes regionales del partido- anunció que el PSOE desplegará todas sus fuerzas por todos los rincones de España para que los dos «bastardos» que les traicionaron en Madrid «no se salgan con la suya» y su acción no caiga sobre los hombros de Rodríguez Zapatero. Entre otras cosas, aseguran que reforzarán los mecanismos de elección de las listas. En el PSOE admiten estar «francamente preocupados» por la repercusión de este escándalo, que puede afectar a su proyecto si los votantes de izquierdas dan la espalda a Zapatero, aunque confían en unirles en torno a la idea de que su voto tiene que prevalecer sobre el ruido de cheques. Y es que la fuga de los dos diputados de Madrid cogió por sorpresa al equipo del secretario general y obligó a muchos dirigentes de Ferraz a poner en cuarentena sus sueños de gloria en el 2004. Pero después del varapalo, el líder del PSOE ha infundido ánimos a su dirección y a sus barones, que han decidido unirse contra el enemigo -los corruptos- y hacer suya la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque. Rodríguez Zapatero negó que «absolutamente nadie» planteara en la dirección que rodaran cabezas en Ferraz, una afirmación que confirmaron fuentes de la Ejecutiva.

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