OPINIÓN
Caiga quien caiga
CUANDO H.G. Wells nos alertó sobre la existencia de otros mundos aclarando que estaban en éste, se olvidó decir que había que buscarlos por el lado de la política. De la política y de los políticos. Porque son o se comportan como marcianos. Tenemos un buen (mal) ejemplo en el escándalo de corrupción protagonizado por dos diputados regionales del PSOE en Madrid. Resulta que a estas horas de la película todos los aficionados saben a qué huele el caso, pero ni en la dirección del PSOE ni en la del PP parecen haberse enterado. Los socialistas porque en lugar de preguntarse qué diablos hacían Tamayo y Sáez en sus listas están echando balones fuera, olvidando que les deben una explicación a sus votantes y se la deben, también, a sí mismos puesto que Zapatero llegó a donde está tras hacer suyo el discurso de Savonarola contra la corrupción. También a los populares les vendría bien un programa de autocrítica. Aznar que al igual que Zapatero también hizo en su día bandera de la regeneración ética de los usos y costumbres de la política, ¿no debería preguntarse por qué quieren los corruptores de Sáez y Tamayo que no gobierne el PSOE en Madrid? ¿No le mosquea que dos constructores: Vázquez y Bravo, que son militantes del PP, se tomen tantas molestias con dos diputados que son o decían ser socialistas? Y, el capítulo de Romero de Tejada, secretario general del PP en Madrid recibiéndo a los constructores en la sede de Génova para hablar con ellos del futuro de la alcaldía de uno de los pueblos de la periferia madrileña, ¿no le parece que huele mal? Por otra parte, ¿qué hace la Fiscalía Anticorrupción? ¿Por qué no interviene? Acaso no hay alarma social y sospechas más que fundadas de conspiración para alterar el resultado de las votaciones del 25 de mayo? ¿Dónde está el señor Villarejo? Y, ¿el señor Cardenal? ¿Pero es que no hay nadie de guardia en la sala de máquinas del Estado? Mal asunto este, porque la corrupción -como el terrorismo- pudre la raíz de la democracia. Por eso hay que ser implacables con quienes se aprovechan de la política para cubrir sus negocios. Implacables, caiga quien caiga, ciudadanos, Zapatero y Aznar.