Interior destituyó a Peñafiel al sospechar que tenía problemas mentales

Los desequilibrios mentales y las continuas broncas laborales del teniente coronel Antonio Peñafiel Fernández no eran, ni mucho menos, desconocidas o ajenas ni para la Dirección General de la Guardia Civil ni para las redacciones de varios medios. Rara era la semana en la que el presunto homicida no remitía a la jefatura del cuerpo una nueva queja o en la que el oficial no llamaba a algún periodista para protestar por la supuesta «caza de brujas» a la que era sometido por sus aires renovadores en Albacete. Lo cierto -y ayer martes lo admitió el propio director de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso- es que el Ministerio del Interior estaba muy preocupado desde hace tiempo por la salud mental del teniente coronel. Peñafiel -51 años, separado y sin hijos- fue nombrado máximo responsable de la 2.023 Comandancia de Albacete el 7 de noviembre del 2001. Hasta entonces, aseguró ayer el director, la actitud del teniente coronel «no tenía nada que reseñar».Los problemas de Peñafiel llegaron con su traslado a Albacete. En cuestión de meses se enemistó con sus superiores, sus colaboradores y sus subordinados. Hasta el punto de que sus enfrentamientos fueron sonados con el comandante Isidoro Turrión -a quién ayer asesinó- y con el general de zona de Castilla-La Mancha, Juan Carlos Rodríguez.