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La Guardia Civil condecora a los dos funcionarios asesinados en la Comandancia de Albacete

La familia de Peñafiel exige que salgan a la luz los motivos de su destitución

El teniente coronel había vinculado su cese a su denuncia de irregularidades en el Cuerpo

Los féretros con los cuerpos de los dos guardias civiles son llevados a hombros por sus compañeros

Publicado por
Juan Vicente Muñoz - albacete
León

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La familia del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Peñafiel, que este martes asesinó al segundo jefe y al médico de la Comandancia de Albacete y dejó malherido al actual responsable de la agrupación, reclamó ayer mediante un comunicado que las investigaciones que tanto la Justicia como el cuerpo han puesto en marcha «se lleve a término con todas sus consecuencias». En la nota, la familia de Peñafiel transmite un «sentido pésame» a las familias de las víctimas del teniente coronel y lamenta «profundamente la terrible tragedia que ha ocurrido», que «nos ha producido un hondo dolor». Sin querer justificar su actuación -«tendrá que responder ante la justicia de sus actos, sea cual sea el desenlace de su delicado estado de salud»- el escrito sí recuerda que «previamente a los terribles sucesos hay muchas circunstancias profesionales del teniente coronel Antonio Peñafiel que son necesarias aclarar, puesto que representan una parte muy importante en todo lo que ha ocurrido». Frase que parece hacer referencia a las circunstancias en las que en febrero Peñafiel fue relevado de su cargo como máximo responsable de la Guardia Civil en Albacete. El teniente coronel siempre defendió que su destitución estuvo vinculada a sus denuncias de supuestas irregularidades en el cobro de complementos de productividad entre los mandos, mientras que el Ministerio del Interior justificó su cese por su falta de idoneidad para ocupar el cargo. Ayer mismo, el ministro del Interior, Angel Acebes, reiteró en el Senado que la explicación a lo sucedido en Albacete hay que buscarla en el hecho de que el teniente coronel Peñafiel estaba «perturbado en sus facultades». «Los hechos son bastante claros y no debe haber muchas dudas de que un drama de esas características sólo puede deberse a alguien que se encuentra perturbado en sus facultades», añadió. La familia replica en su escrito que «ha sido siempre un hombre recto y honesto, que ha mirado siempre por sus subordinados dentro del cuerpo, y no consideramos válido que se quiera dar carpetazo escudándose en unos posibles «desequilibrios psicológicos» que, como oficialmente se ha afirmado, no están comprobados». «Tampoco sirve la respuesta dada por el director general de la Guardia Civil cuando alude a que Antonio Peñafiel estaba demostrando 'conductas inadecuadas', sin llegar a especificar las mismas», añade. El comandante de la Guardia Civil Isidoro Turrión, de 40 años, y el médico del cuerpo Francisco Naharro, de 70, recibieron ayer, a título póstumo, la Cruz de Plata al Mérito del instituto armado, que fue depositada sobre sus respectivos féretros por el ministro Ángel Acebes. Después, un funeral en la Catedral de Albacete congregó a cientos de personas que despidieron a los dos muertos atenazados por la conmoción que les provocó el suceso. Los cuerpos del comandante Turrión y del médico Naharro fueron velados durante la mañana en la capilla ardiente instalada en la Subdelegación del Gobierno de Albacete, un edificio situado en la céntrica Avenida de España en el que la hija del doctor, Encarnación Naharro, actual delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, ejerció durante meses como subdelegada del Ejecutivo en esta provincia. Además de familiares, amigos y compañeros del cuerpo, por allí pasaron, además del ministro Acebes, el director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, y el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, entre otras autoridades regionales y locales. El momento de mayor tensión se produjo al término de la ceremonia, cuando, ya fuera del templo y en señal de despedida, los compañeros de los fallecidos entonaron el himno de la Guardia Civil. La emoción y el dolor hizo mella en los asistentes, al extremo de que la viuda del comandante Turrión sufrió un desvanecimiento y tuvo que ser asistida. «Un drama así sólo puede deberse a alguien que se encuentra perturbado » ÁNGEL ACEBES Ministro del Interior