Unos pocos bufetes suplen en toda España a los abogados de oficio

El conocimiento de las leyes españolas para eludir condenas o minimizarlas es ya tan habitual entre los inmigrantes que delinquen como entre sus colegas de aquí, de forma que casi todos saben distinguir perfectamente la pena o castigo que acompaña a un pequeño hurto (menos de 50.000 de las antiguas pesetas) que a un delito (cualquier cifra superior). La mayoría de los inmigrantes detenidos por este tipo de sucesos siguen reclamando abogados de oficio cuando se les explica sus derechos antes de presentarlos ante el juzgado de guardia, pero cada vez es más frecuente, según fuentes policiales, encontrarse con grupos organizados que dan directamente el teléfono de un bufete de abogados en Madrid o en cualquier otra gran ciudad. «Son dos o tres despachos, casi siempre los mismos, que se saben de memoria los grupos organizados. ¿Qué puede hacer la policía? Nosotros conocemos el tema y, en cualquier caso, no estamos tampoco indefensos. Nos limitamos a respetar los derechos del detenido».