Ojo al golpismo inmobiliario

A punto de cumplirse un mes de las elecciones, en Madrid aún no se sabe quien gobernará y va para largo. Eso sólo pasaba en países bananeros hasta el duelo Bush-Gore, cuando la manipulación de las papeletas mariposa levantó fundadas sospechas en Florida. Para garantizar la limpieza en las próximas presidenciales, se bromea desde entonces en Miami, se exigirá la presencia de observadores mexicanos, venezolanos, peruanos y nicaragüenses. Pero aquí es más grave: se ha destapado un nuevo tipo de golpismo antidemocrático. Si el general Pavía entró a caballo en el hemiciclo de las Cortes y Tejero a tiros aunque no se saliera con la suya, la subversión electoral para cambiar el signo de unas elecciones no lo mueven ahora los militares o la guardia civil, sino una potentísima trama de intereses inmobiliarios y especulativos. Se juega tanto que sobra dinero para corromper diputados, alcaldes y concejales. Es así de dramático: el dinero de la droga tuerce algunas voluntades en la judicatura y en la policía. Pero ahora la espiral de la especulación del suelo amparada desde las Administraciones ha decidido dar el paso descarado de subir el peldaño de la compra de concejales o de funcionarios aislados hasta bloquear la constitución de un parlamento autonómico en la propia capital del Estado. Por si fuera poco el desafío, Madrid se ha llenado de historias sobre las andanzas de algunos de estos especuladores. Un empresario muy importante narra lo siguiente con el firme compromiso de no dar pistas sobre su identidad: «Teníamos un proyecto para Móstoles y me llamó Francisco Bravo para decirme, tú dalo ya por hecho porque el nuevo alcalde es mío». Que se sepa el candidato que ganó democráticamente en Móstoles lo presentó el Partido Popular y no Bravo. El empresario ha desistido del proyecto con dolor de corazón y de bolsillo sencillamente porque le da miedo el socio, sus métodos y la impunidad con la que se mueve. «Esto no puede conducir tarde o temprano más que a algún desastre», señala. De momento a que cada tres días vaya aflorando una parte de la trama como ahora ya sucede en Alcorcón. Y un estudio advierte que huele a lo mismo en la Costa del Sol. Atención a lo que está sucediendo porque es extraordinariamente grave y no parece que los partidos políticos le concedan demasiada importancia, ocupados como están en la denigración ajena. Que PSOE y PP, como principales fuerzas de gobierno, no hayan movilizado incluso la calle para denunciar que ellos rechazan el golpismo inmobiliario tanto como el militar o la corrupción de la droga, produce un daño que muy probablemente pagarán ambos. Si después del 23-F detrás de una pancarta se vió a Fraga, Suárez, Felipe y Carrillo entre tantos otros dirigentes, ahora la ciudanía celebraría una rotunda toma de posición similar. Y eso empieza a reclamarse a medida que la opinión pública se recupera del mazazo y de la incredulidad por lo sucedido. La preocupación es creciente y también la convicción de que si los partidos tradicionales andan empeñados en descubrirse mutuamente pequeñeces sin afrontar el grave problema de fondo. En una investigación presentada por el profesor Manuel Castells se demuestra como en España y en las democracias de nuestro entorno hay un constante descenso del voto a los partidos centrales, los de gobierno, a favor de otras opciones. Ahí tiene un banderín de enganche el movimiento de centro que acaba de proponer el ex ministro Manuel Pimentel . Movimiento de Pimentel Pimentel arranca solo su movimiento en Andalucía y con toda probabilidad encabezará una candidatura a la Junta en unos meses. Podemos revelar también que se reunió en un reservado de «La Dorada» en Madrid con el ex diputado popular Luis Acín, el único que dimitió en disconformidad por el papel de Aznar en la Guerra de Irak. «Admiro mucho lo que has hecho, le dijo Pimentel, porque en vez de marcharte con el acta al Grupo Mixto o guardartela para negociar como otros, has protagonizado un acto de conciencia que te honra». Y en la misma conversación le invitó a sumarse a su movimiento para promoverlo en el norte de España.. Tiene que ser algo que empiece en la periferia y no en cenáculos madrileños. Y de Aragón o de Galicia, por ejemplo, yo no sé nada, dijo Pimentel en esa conversación, salvo el convencimiento de que deben existir muchas personas que sienten la necesidad de una política distinta». Luis Acín acaba de responder a Manuel Pimentel que de momento tratará de recomponer su vida empresarialmente, procede del sector de la restauración, y que en el futuro se verá. En el futuro veremos muchas cosas, sin duda.