La crisis de Madrid provoca una bronca monumental en el Congreso

La crisis de Madrid hizo saltar ayer chispas en el Parlamento. José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero se enzarzaron durante la sesión de control al Gobierno en un agrio duelo dialéctico que tuvo como telón de fondo la situación de indefinición que se vive desde hace dos semanas en la Asamblea regional de la comunidad. Fue un diálogo de sordos; un cruce de acusaciones sin respuesta directa. «Cada vez que se levanta un ladrillo en la trama de Madrid -atacó el líder de la oposición- aparece un militante del PP, porque en la trama de Madrid todos los caminos conducen a Génova». «Cada vez que hay posibilidades de poder cerca y hay PSOE -contestó el jefe del Ejecutivo- hay corrupción, y usted lo sabe muy bien». «Tengo la impresión, señor Rodríguez Zapatero, de que usted ha firmado demasiadas letras a demasiada gente en demasiados sitios, y esas letras empiezan a vencer. El resultado no puede ser más decepcionante», añadió Aznar. Los ánimos estaban tan caldeados que hasta la presidenta de la Mesa, Luisa Fernanda Rudi, dio por perdida toda posibilidad de mantener su característica rigidez. Todos los usos parlamentarios saltaron por los aires. El secretario general de los socialistas utilizó el turno de pregunta que le correspondía a su responsable de Libertades Públicas para continuar con la discusión después de ver que sus palabras se habían quedado cortas. Lo sorprendente, sin embargo, no fue tanto ése hecho, como que Aznar se prestara al juego y respondiera por el ministro al que, según el orden del día, debería haber ido dirigida la pregunta, Mariano Rajoy. Espectáculo El espectáculo protagonizado por los dos principales dirigentes políticos del país demostró que a medida que pasan los días la tensión va en aumento. Ya el debate parlamentario de la semana pasada, en el que el presidente del Gobierno ignoró una pregunta de su rival político para castigar al PSOE con el tema de Madrid, hacía prever que este miércoles las aguas bajarían revueltas. Ahora, con el debate sobre el estado de la nación a la vuelta de la esquina -el lunes y martes próximos- es previsible que las cosas, lejos de encauzarse, provoquen aún mayor crispación entre el PP, el PSOE y, el tercer interesado, Izquierda Unida. En realidad, ni José María Aznar ni José Luis Rodríguez Zapatero dijeron nada muy distinto de lo que ha podido oírse en boca de sus candidatos a la Comunidad, Esperanza Aguirre y Rafael Simancas. Pero el tono fue aún más enrabietado. El presidente del Partido Popular se mostró convencido de que los socialistas no han renunciado a hacerse con el Gobierno autonómico aún con los votos de sus diputados «traidores». Sólo así se explicaría, insinuó, que Simancas decidiera presentarse finalmente a la sesión de investidura el día siguiente de que estas dos personas, que habían declarado su apoyo, prometieran su cargo. El secretario general del PSOE se agarró a datos como que, desde que gobierna el PP, el precio de la vivienda se ha multiplicado por dos (por tres en Madrid) y el número de viviendas de protección oficial es cuatro veces inferior al de la época socialista para hacer ver que éste partido ha favorecido a las mafias inmobiliarias. Mafias que, a su juicio, se encuentran detrás de la traición de Tamayo y Sáez. «Hace un mes le dije que su partido participaba en una coalición con los especuladores. Entonces no pude imaginar la verdad que encerraban mis palabras», espetó. «Usted ha firmado demasiadas letras a demasiada gente en demasiados sitios» JOSÉ MARÍA AZNAR Presidente del Gobierno «Cada vez que se levanta un ladrillo en la trama aparece un militante del PP» J. L. RODRÍGUEZ ZAPATERO Secretario general del PSOE