Los investigadores no descartan que fuera una trampa para los artificieros de la Ertzaintza
Desactivan en Bilbao un coche bomba con 25 kilos de explosivos
Una llamada alertó de la inminente explosión, que no se produjo por un fallo en el artefacto
? El reconstituido «comando Vizcaya» de ETA reapareció ayer en Bilbao con la colocación de un coche-bomba cargado de 25 kilos de explosivos que no llegó a estallar por un fallo en el detonador. Los artificieros de la Ertzaintza, ayudados por un robot, tardaron más de tres horas en desactivar el artefacto ante el temor de que se tratara de una bomba trampa, dirigida, precisamente, contra los especialistas de la policía autonómica. Una llamada telefónica a las 14.00 horas al diario Gara en nombre de ETA alertó de la localización del vehículo, abandonado en el barrio de San Adrián, muy cerca de una subestación de Iberdrola, del polideportivo El Fango y del populoso barrio de Rekalde. El interlocutor, que aseguró que el artefacto estallaría a las 14:45 horas dentro de un coche situado en la parte trasera de Iberdrola, no dio, sin embargo, todos los datos del vehículo. No obstante, los ertzainas, en cuestión de minutos, lograron localizar el turismo en el aparcamiento de Iberdrola, en las faldas del monte Pagasarri: un Peugeot 306, de color granate, y con la matrícula falsa BI-8104-CK. De inmediato, efectivos de la Policía Autonómica Vasca, bomberos y policía local acordonaron la zona (poco concurrida) y procedieron al desalojo de varias viviendas del barrio de San Adrián, así como a medio centenar de empleados del edificio de Iberdrola (donde trabajan unas 400 personas). Poco después, los agentes también terminaron desalojando a los bañistas de la piscina del cercano polideportivo. Sin embargo, la bomba no estalló a la hora anunciada por los etarras. Según fuentes de la investigación, un fallo en el detonador del artefacto impidió que el temporizador de bomba activara la carga. Tras esperar un plazo de seguridad, sobre las 15:30 horas los artificieros de la Ertzaintza decidieron tratar de desactivar el explosivo, pese al temor de que el coche-bomba, en realidad, podría tratarse de una trampa para los técnicos. Los especialistas, ayudados por un robot, tardaron más de tres horas en neutralizar la letal carga del vehículo. Una vez fuera del coche, los artificieros no tuvieron mayor problema para neutralizar el artefacto, aunque siempre con el temor de que la bomba tuviera una trampa para los desactivadores.