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Alfredo Galán asegura en los interrogatorios que planeó los crímenes como una «cacería»

El "asesino del naipe" mató para demostrar que es fácil hacerlo

Alfredo Galán Sotillo, el ex militar que se autoinculpa de los seis asesinatos de la baraja, planeó los homicidios como una «cacería» para demostrarse a sí m

Publicado por
Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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Así lo declaró este sábado ante la Policía y, por primera vez, ante un secretario judicial. Mientras, los funcionarios del caso apuran sus investigaciones para acusar de manera formal al joven de unos asesinatos que, según el estudio provisional de los psicólogos, tienen su origen en una «psicopatía casi exhibicionista» provocada por un «ánimo de desmesurada notoriedad» que le llevó a entregarse para que su nombre saltara a las primeras páginas. Los especialistas psiquiátricos que han compartido las primeras horas con el sospechoso han advertido a sus superiores que sólo se trata de un «primer análisis preeliminar» y no de un «informe técnico», pero sus conclusiones son claras: Galán Sotillo «no es un esquizófrenico», en todo momento ha dado muestras de saber las «consecuencias de sus actos» y no muestra ningún tipo de arrepentimiento, si bien al contrario. Los expertos policiales creen que el detenido es un psicópata movido por un afán de protagonismo que le llevó, sin sombra de remordimiento o arrepentimiento, a cometer los crímenes, de los que llegó a guardar los recortes de prensa. Durante la mañana de este sábado, en la comisaría madrileña del CNP en Tetuán, el ex cabo primero del Ejército, por tercera vez en una nueva declaración, reiteró, con algunas contradicciones, su versión de los hechos: quería llevar a cabo una «cacería» de la que todo el mundo tuviera noticia. Intento de homicidio Ayer Galán confesó que la primera víctima iba a ser una cartera de Correos del distrito de Chamberí a la que persiguió por las calles del barrio el 24 de enero para asesinarla. Sin embargo, la funcionaria desapareció al entrar en el portal del número 89 de la calle Alonso Cano. Ante la «contrariedad», el joven decidió disparar en la cabeza al portero de la finca. Juan Francisco Ledesma falleció al instante. Cuando los policías le preguntaron por los motivos que le llevaron a querer acabar con la vida de la cartera, Galán se limitó a señalar que «ninguno en especial». A la espera de conocer el resultado de la rueda de reconocimiento en la que la policía confía que dos de sus víctimas le reconozcan, los expertos de balística podrían tener en su poder la primera prueba de cargo contra el sospechoso: un casquillo percutido encontrado en la vivienda familiar de la calle Encomienda número 6 de Puertollano. Los técnicos deberán determinar ahora si las muescas corresponden a la misma pistola con la que se cometieron los crímenes investigados. Ese arma -una Tokarev 7.62 que Alfredo Galán dijo haber arrojado en un contenedor después de asesinar a sus dos últimas víctimas (una pareja de rumanos) en Arganda el 17 de marzo- sigue sin ser encontrada en el vertedero de Puertollano, pese a los denostados esfuerzos de los agentes, aunque por el momento se ha descartado la posibilidad de recurrir a excavadoras para remover las basuras. El ex militar, ahora vigilante jurado, ha asegurado que compró la pistola por unos 400 euros en el mercado negro de Mostar durante su estancia en Bosnia como voluntario del Ejército y que introdujo el arma en España dentro de un televisor.

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