Los presidenciables se preparan
La tormenta política madrileña, que amenaza con provocar goteras en el Partido Socialista, le está viniendo bien tanto a Jose María Aznar como a Jordi Pujol para ganar tiempo. Las elecciones catalanas estaban previstas para el 25 de octubre, pero, si la Comunidad de Madrid va a las urnas, Pujol las convocará para mitad de noviembre. Y Aznar, prisa para nombrar sucesor no tiene ninguna. Son veintitrés años de gobierno -el decano de Europa en democracia, porque los cuarenta de dictadura de Franco son de otra liga-, pero si se ganan algunas semanas más, buenas son. Pujol se irá porque toca, pero el cuerpo le pide más y apura sus últimos cien días de president desde el amanecer hasta la madrugada. El jueves por la noche tiró unos penaltis a Víctor Valdés en una cena y ayer sábado lo vimos subir una montaña en Lérida y dejó jadeantes a varios alcaldes que lo acompañaban. Se estropeó el micrófono y habló a la gente a voz en grito. Y le quedó ánimo para comentar al Diario de León: «En realidad en España hay autonomías gracias a Catalunya, porque tenían que encajar lo nues-tro en la Constitución. Después ya vino el error del café para todos y todo eso, pero, mire, salvo el País Vasco y Galicia, había gente que la autonomía ni la quería». La verdad es que Pujol se despide hablando más claro que nunca. El presidente Aznar también estira el calendario. Todo el mundo entendía que esperara a los resultados del 25 de mayo para nombrar sucesor. Pero como el 25-M en realidad no ha concluido porque el comando inmobiliario Madrid actuó sin contemplaciones, esperará con toda probabilidad hasta octubre. Hay quien ironiza con que si nombrara sucesor ahora y además recayera el premio en Alberto Ruiz Gallardón, no podría con tantos cargos, dado que ejerce de alcalde de Madrid por las mañanas y de presidente de la Comunidad en funciones por las tardes. Entretanto, los candidatos a sucesor se sulfuran, siempre en riguroso silencio y en privado. Cierto es que Aznar no suelta prenda, pero será difícil nombrar a otro que no sea Rato o, si acaso, Mariano Rajoy. Bien es cierto que Aznar puede dar la nota y sorprendernos a todos como a él le complace tanto. Pero Mayor Oreja se pasó a la clandestinidad en su día, después del fiasco de la votación que regaló involunta-riamente a Ibarretxe, y en el Gobierno no se destaca nadie más. Sólo Rato, con excelentes conexiones en Estados Unidos aunque un tanto pagado de sí mismo, y Mariano Rajoy, más casero pero poniendo siempre la cara por el Partido Popular. Y repartiendo bofetadas de vez en cuando -casi siempre en la cara de Caldera, que algún mérito hace pero no para tanto- para que su jefe no lo tenga por pusilánime. Aún con esas incertidumbres, lógico es que los presidenciables preparen algunos papeles y algunos planes. Y he aquí que alguna opinión deslizan para asuntos futuros. Y Galicia es un asunto de futuro inmediato y de gran importancia, porque en cuanto se conozca el nombre del sucesor de Aznar quedará convocado el concurso de nombres para suceder a Fraga. Y algó dirá Madrid, pese a quien pese en Galicia, porque no se puede exigir una votación democrática y transparente para elegir sucesor de Fraga si se acaba de decidir lo mismo con la tecnología digital que usa Aznar. Para ese momento tan delicado, el entorno de Rato tiene preparado un plan de pacificación del Partido Popular de Galicia entre los llamados rurales y los supuestos urbanitas. El plan es bien sencillo, aunque pueda parecer artificial inicialmente: una salomónica solución que lleve a José Cuíña a la secretaría general del partido y a una persona de confianza de Mariano Rajoy tal que la ministra Ana Pastor a la candidatura a la Xunta de Galicia. Tres noticias De entrada en ese plan, cuya existencia ha confirmado este periódico, hay tres noticias: la primera es que en Madrid se quiere contar con José Cuíña. Las cosas le fueron mal en la crisis de enero despues del fiasco del Prestige . Pero Cuíña estuvo espléndido: no levantó la voz, se colocó en un plano estrictamente institucional y simplemente se dedicó a pronunciar frases crípticas sobre el futuro de Galicia que alguna alarma han producido. Y también sus recorridos discretos visitando alcaldes y recibiendo homenajes. Hoy no se puede decir que en Madrid a Cuíña se le tenga miedo, pero sí mucho respeto, y se le cree con capacidad para hacer cosas importantes. Y prefieren que las haga dentro del PP y no fuera. La segunda noticia es que Ana Pastor está en alza y quizá algún día se reconozca que desde el malogrado Ernest Lluch no hubo mejor responsable que ella en ese ministerio. Bien es cierto que sustituir el desastre de Celia Villalobos tiene ventajas comparativas evidentes, pero Ana Pastor es un valor y el entorno de Rato así lo reconoce. Segunda noticia, por tanto. Y tercera: el talante de querer conciliar tendencias que pare-cen no existir en la superficie pero que quien esté bien informado sabe que son poco menos que irreconciliables. La pregunta trasladada por Diario de León al informador del entorno de Rato al que se le pidió confirmación de la existencia de ese proyecto y la dio era evidente: ¿Y Mariano Rajoy? ¿Que será de él si la varita mágica de Aznar no se posa sobre su hombro? La respuesta es del orden de alta autoridad institucional, léase presidente del Congreso o del Senado. Pues vaya dibujo más interesante.