Viudas de hecho

CON EL argumento de que en España todavía no existe una Ley de Parejas de Hecho, el Ministerio de Defensa ha denegado a cuatro de las mujeres que perdieron a sus parejas en el accidente del avión ucraniano que costó la vida a sesenta y dos militares españoles, a las que solo reconoce la condición de «convivientes», la pensión que sus compañeras «casadas» de infortunio sí cobrarán. No anudemos la injusticia a su tragedia, por favor. Las sentencias que ha emitido el Tribunal Constitucional en lo últimos años reconociendo este derecho a las parejas no casadas, permite presumir que, si las cuatro excluidas tienen ganas de meterse en pleitos, fuerzas para hacerlo, y dinero para pagarse el capricho, Defensa tendrá que rectificar y pagarles lo que hoy les niega... no se sabe cuando, eso sí. Dada la acreditada lentitud de la Justicia española y lo dilatado de los plazos que el recurso a los mas altos Tribunales entraña, posiblemente cuando los dos hijos que una de las mujeres excluidas tuvo con su pareja fallecida ya la hayan hecho abuela. En nuestro país, para meterse en pleitos, hay que tener, además de ganas, fuerzas y dinero, mucha salud; solo así podemos los españolitos de a pie (los que no tenemos padrinos poderosos: los que no nos llamamos «alberto») contar con ver en vida el momento en que la Justicia nos hace Justicia. Aunque la Constitución, tan sacrosanta cuando interesa, quiere a la sociedad laica y a las leyes justas, como ellos tienen mayoría absoluta, que se zurzan. Con ánimo de señalar: tampoco era legal darle vivienda en el cuartel al Guardia Civil de Mallorca que exigió vivir allí con su pareja de hecho masculina. Y en veinticuatro horas, un Director General con sensibilidad democrática, el de la Guardia Civil, López Valdivielso, cambió la ley. ¿Se ha hundido el mundo por ello? Muy al contrario. Nuestra sociedad, menos rancia que el Gobierno en cuestiones de moral, aplaudió mayoritariamente la decisión de Valdivielso de hacer honor en la persona de aquel guardia civil al compromiso de todo alto cargo de cumplir toda la Constitución, coincida o no con su ideología. Y es de justicia que el ministro de Defensa siga su ejemplo con las viudas de hecho del Yak 42.