Días dramáticos en Bagdad

¿POR QUÉ las Naciones Unidas? Porque en Irak nadie se libra de las guerrillas, de las emboscadas y hasta de los coches bomba como en Beirut o en el Oriente Medio. Porque advierten a la ONU, el corazón y la conciencia de la comunidad internacional: es mejor que os vayáis, porque en caso contrario ya sabéis lo que os espera. Estados Unidos no puede contra lo que se le viene encima. Permitir que ataquen la embajada jordana con un duro balance de muertos y heridos o no evitar que una furgoneta bomba atraviese la ciudad para ir a estrellarse contra la sede de las Naciones Unidas revela una debilidad en las defensas. El terrorismo busca la propaganda internacional. Ahí no opera ya sólo el resto del naufragio baasista o lo que queda del aparato represivo del régimen de Sadam Husein. Se han colado agentes del exterior que, añadidos a los de dentro, ponen en jaque a las fuerzas norteamericanas y británicas. Todo lo que anunciaron que ocurriría durante la guerra pasa ahora: los ataques suicidas, las emboscadas, la resistencia que no terminó el 1 de mayo. La guerra sigue, de otra forma. Los que atacan no desean un Irak democrático, ese que busca la ONU al aprobar su Consejo de Seguridad el apoyo al gobierno provisional iraquí. Ese bombazo es una forma de decirle a la ONU, váyanse, aquí no pintan nada, no va con ustedes. No se pongan a la altura de los Estados Unidos, ya saben lo que les espera. Hay quienes pedían con ahínco un mayor y mejor papel de las Naciones Unidas en la postguerra iraquí. Esta es la respuesta del terrorismo. De solución a la crisis, la Organización de las Naciones Unidas, para los terroristas, se convierte en problema. Este coche bomba beneficia en el fondo a los Estados Unidos porque justifica a sus ojos la ocupación. Bagdad se convierte en la trinchera frente al terrorismo islámico. Se acercan días aún más dramáticos. Y perderán los de siempre.