Muere el capitán Martín-Oar, herido en el atentado contra la ONU en Irak

El cadáver del capitán de navío de la Armada, Manuel Martín Oar, será repatriado hoy, a bordo de un avión militar, reveló ayer el encargado de negocios de la embajada española en Bagdad, Eduardo de Quesada. Martín Oar perdió la vida ayer en el brutal atentado que sufrió la sede de las Naciones Unidas en la capital iraquí, donde trabajaba como adjunto al embajador español para la misión de la ONU en Irak, Miguel Benzo. Según De Quesada, dos helicópteros «superpuma» de la fuerza española desplegada en la ciudad iraquí de Diwaniya volarán a primera hora de mañana al antiguo aeropuerto de Bagdad, donde en estos momentos está el cadáver. «Desde allí lo trasladarán a Basora, donde será recogido por un avión militar», explicó el teniente general Luis Feliú, adjunto al ministerio de Seguridad de Autoridad Provisional de la Coalición en Irak. La hora y el lugar de recogida de los restos mortales del capitán de navío pueden variar en las próximas horas porque el teniente general Feliu, en coordinación con el Ministerio de Defensa, aún gestiona el traslado con las autoridades norteamericanas, advirtió De Quesada. Añadió que el avión fletado desde España viajarán diez personas, entre ellas familiares allegados a Martín Oar, probablemente uno de sus hijos y su cuñado. El diplomático español no pudo, sin embargo, esclarecer la secuencia de la muerte de Martín Oar, a quien un compañero asegura haber visto «con vida, lúcido y hablando minutos antes de ser evacuado en una ambulancia iraquí». «Hay un vacío entre ese momento y la noticia de su muerte, que conocimos a media mañana. Eramos optimistas porque otro español que se encontraba dentro de la sede de las Naciones Unidas en Bagdad nos dijo que sólo estaba herido de consideración en el brazo», afirmó De Quesada. Después fue internado en una ambulancia iraquí, momento en el que se le pierde la pista. El encargado de negocios no pudo precisar ni el lugar ni la hora de la muerte del militar, y sólo detalló que la causa del óbito fue «un traumatismo cráneo-encefálico grave». La caída de la peligrosa noche en Bagdad y el preceptivo toque de queda interrumpieron momentáneamente los trabajos de desescombro en la atacada sede de la ONU en la capital iraquí, pese a que se cree que aún podría haber supervivientes bajo los cascotes. Las excavadores del Ejército estadounidense detuvieron sus palas, sin que se sepa si continuarán durante la noche. Hasta el momento, la cifra de muertos parece haber llegado a 24, y no se descarta que pueda superar la treintena cuando avancen las labores de rescate, dijo ayer un portavoz de la organización en Bagdad. «Tememos que aún haya cadáveres bajo los cascotes. Ha sido una acción inhumana y carente de lógica», declaró, cariacontecido, el citado portavoz, Salim M. Lone. Los explosivos usados en el atentado contra la sede de la ONU en Bagdad pertenecían a las fuerzas militares del derrocado gobernante iraquí Sadam Husein, dijo ayer un agente del FBI citado por la cadena de televisión CNN. «Esta no fue una bomba casera», señaló desde Bagdad Tom Fuentes, quien encabeza a un grupo de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) estadounidense en la pesquisa sobre el atentado en el que murió el enviado de la ONU en Irak, el brasileño Sergio Vieira de Mello.