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Guerra del fútbol no nuclear

La afición sigue por la televisión de un bar un partido entre el Real Madrid y el Barça

La afición sigue por la televisión de un bar un partido entre el Real Madrid y el Barça

Publicado por
Manuel Campo Vidal - madrid
León

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Siete años después de la cruenta batalla del fútbol, si la sangre llega al río será escasa a pesar de las amenazas. Si el Gobierno no interviene, puede ser que haya guerra pero no se emplearán armas de destrucción masiva. Lopera y sus aliados tampoco las tienen. Y Aznar lo sabe. Hace siete años España vivió la batalla político-judicial-mediática más grave de Europa por los derechos televisivos del fútbol con presiones de todos los poderes y, en algún caso, con comisiones. Diligencias judiciales así lo prueban. Aquella guerra y la batalla posterior de las plataformas llevó al diputado Josep Antoni Durán Lleida a declarar: «España se ha convertido en una destilería de odio político, judicial y mediático». Intervinieron todos, desde Aznar a Pujol, de Zaplana a Chaves, Fraga y Arzalluz; desde banqueros a jueces y periodistas; y, por supuesto, Polanco, Asensio e incluso Azcárraga. Con gran lucidez el corresponsal en Madrid del Financial Times, David White, escribió: «Fútbol, televisión y política es una mezcla explosiva en España del mismo modo que en el siglo XIX las guerras en este país fueron una mezcla fatal de religión, militarismo y poder dinástico». Ahora es lo mismo, pero menos. Solo nueve millones de euros separan la guerra de la paz pero las televisiones saben ya que el fútbol no vale lo que piden sus dirigentes: ni los presuntos huelguistas que amenazan con no empezar la Liga, ni los doce «grandes» con contrato dispuestos a jugar. Pasaron los cándidos tiempos en los que se creía que el pago por visión, el «pay per view» que Joan Gaspart llamaba al principio «pipermint», sería una mina de oro. Lejos queda aquel intento de Antonio Asensio, recién llegado a Antena 3 TV en el 92, de quedarse con el fútbol de las Autonómicas. Le contestó desde la FORTA, Joan Granados, textualmente: «Mira, Antonio, el fútbol es como la hija de las Autonómicas y tú te la quieres tirar». Hace sólo dos meses, el director general de la RTV de Andalucía en una reunión de la FORTA, Rafael Camacho, rebajó el parentesco de las televisiones con el fútbol, de hija a prima segunda: «Si me suben la factura por encima de los tres mil millones de pesetas por año que me cuesta, invierto ese dinero en series de ficción andaluza y arraso. Porque para un Sevilla-Betis o un Real Madrid- Barcelona, me como mucho Real Sociedad -Español con una pena de audiencia». Eso pasa en la televisión abierta. Y los datos internos de Audiovisual Sport advierten que salvo excepciones, un Deportivo-Valencia, por ejemplo, el pago por visión solo es rentable cuando juegan Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid. El resto, los números no perdonan, sólo interesan como adversarios de los citados. En algún partido la recaudación es tal que no paga el coste de la unidad móvil y el transporte de la señal.

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