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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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El pasado 30 de mayo, un escueto fax de la Audiencia Nacional enviado a los servicios de Información de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la 'Ertzaintza' puso punto final a 21 años de laboriosas investigaciones sobre una de las estructuras de ETA más escurridizas y difíciles de golpear: el 'aparato de mugas' (fronteras), los activistas encargados de llevar de Francia a España -y viceversa- pistoleros y material. En aquel documento, el juez Guillermo Ruiz Polanco ordenaba la búsqueda y captura de Beñat Atorrasagasti Ordóñez y José Manuel Arbelaiz Mendiburu, desconocidos activistas que en diferentes momentos entre 1982 y 2000 completaron el equipo de elite de los 'mugalaris' etarras. Un difuso grupo que durante casi dos décadas introdujo en España a decenas de activistas y comandos y que puso a salvo en territorio galo a algunos de los curtidos terroristas 'liberados' (fichados) que años después llegaron a dirigir la organización armada. Nueve personas -en su mayoría colaboradores 'legales' (no fichados)- bastaron a ETA para tener en jaque a los servicios antiterroristas franceses y españoles, incapaces de desmantelar en todo ese tiempo una infraestructura que, pese a algunas detenciones, permaneció casi intocada hasta marzo de 2001. Según la documentación en poder de la Audiencia Nacional, junto a Atorrasagasti y Arbelaiz, el grupo de 'sherpas' lo componían los ahora detenidos (en prisión o en libertad provisional) José Elizegi Mitxelana y Ainhara Fresneda Etxeberria, así como los ex concejales de Batasuna en Bera de Bidasoa, José Ángel Alzuguren Perurena e Imanol Larrañaga Alberdi. Todos ellos fueron dirigidos por tres activistas en diferentes momentos: José Agustín Irazustabarrena Urrusola (1982-1988), el histórico Rosario Pikabea Ugalde (1988-1992) y, finalmente, Luis José Mitxelena Berasarte (1992-2001). La caída de este último el 23 de marzo de 2001 en la ciudad francesa de Hendaya y la posterior detención en Bera y Lesaka (Navarra) y Oiartzun (Guipúzcoa) de cuatro de sus colaboradores supuso el final definitivo de la vasta red ahora descifrada por los servicios de Información, seis de cuyos miembros tendrán que rendir cuentas ante la justicia en breve. Renovación continua Los documentos de los servicios de Información desvelan que el 'aparato de mugas', desde 1982 fue una auténtica maraña de activistas que aparecían y desaparecían, una estructura en renovación continua para evitar la caída en manos de las fuerzas de Seguridad y la salida a la luz de los pasos de frontera del navarro Valle del Baztán. En 1982, fue Irazustabarrena quien fichó a Elizegi que, a su vez, captó a Arbelaiz años después para luego volver todos ellos a la inactividad. Rosario Picabea los recuperó a todos cuando en 1988 se hizo cargo del 'aparato de fronteras'. Pero fue entre 1996 y 1999 cuando Mitxelena Berasarte convirtió las 'mugas' en una verdadera agencia de viajes clandestinos, con decenas de 'pasos' a uno y otro lado gracias a una amplia red de colaboradores sin antecedentes que

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