Los solares han multiplicado su valor el triple que las propias viviendas durante los últimos años
La repercusión del precio del suelo en los pisos supera ya el 25% del coste final
Las viviendas a la venta en León capital raramente bajan de 120.000 euros en la periferia
Encontrar un piso de menos de 144.000 euros en la periferia de León capital (24 millones de las antiguas pesetas) empieza a ser una ganga, que se multiplica, como mínimo, por dos si quien lo busca quiere vivir en el centro de la ciudad. Los precios de la vivienda se han disparado en los últimos años, pero aún más la repercusión del suelo en su precio: actualmente el 25% del coste final de una hipoteca se origina en la pura y dura especulación de solares, mientras que sólo las tres cuartas partes restantes se corresponden con lo que debería ser su precio real. Según el presidente de la Asociación Provincial de Edificación, Ignacio Tejera, la creciente demanda de viviendas vinculada a los bajos tipos de interés bancario ha hecho crecer los precios, pero menos de lo que ha supuesto la incidencia de la especulación del suelo, que ha multiplicado su cotización hasta casi un 50% cada año en los escasos terrenos que quedan disponibles: la Lastra aún no está urbanizada y lo que queda en los polígonos de La Palomera o Eras de Renueva se vende por el doble o más que hace tres años, con el correspondiente encarecimiento de las edificaciones. La patronal de construcción estima que, por término medio, sobre el precio final de una vivienda la cuarta parte correponde al suelo, la mitad a materiales y mano de otra (30% y 20%, respectivamente), entre el 10% y el 15% al beneficio del enpresario y el resto a impuestos, tasas y costes financieros: un 5% para la redacción y ejecución del proyecto por el equipo técnico de arquitectos y aparejadores, un porcentaje similar para licencias municipales de obras, de primera ocupación, etcétera, otro tanto a costes financieros y un simbólico 0,6% restante a la poliza de seguros que garantiza a los compradores todo tipo de reparaciones estructurales de su casa durante los primeros diez años. El Iva, que supone un 7% más, no se contabiliza en los costes de construcción, aunque sí por Hacienda. Según Tejera, sólo la especulación del suelo y, eventualmente la de los propios constructores y compradores con posterioridad a la ejecución de la obra -todos, porque nadie vende un piso por menos de lo que piensa que le pueden pagar- entran en la cadena del encarecimiento final de la vivienda. Todo ello se traduce actualmente en un gran «globo» urbanístico que se mueve, a precios finales de venta al público, entre 200.000 y 230.000 de las antiguas pesetas por metro cuadrado construído para una vivienda media en cualquier nueva barriada, «igual que en San Andrés del Rabanedo y tal vez algo menos, pero no demasiado, en El Crucero o Trobajo». Por el contrario, las cifras se disparan en el centro de la ciudad, donde el precio del metro cuadrado útil no baja ya de una horquilla de 375.000 a 425.000 pesetas.