Carmen y alguien más

José Luis Rodríguez Zapatero se había venido resistiendo a que el PSOE tuviera un portavoz. Desde antes del XXXV Congreso, los suyos le instaban a que en su proyecto tuviera en cuenta una secretaria de comunicación, pero él «erre que erre», se negaba, quizá porque sabía que al final un portavoz termina siendo, a poco que sea listo, la figura preponderante de un partido. Y lo cierto es que Zapatero necesitaba consolidarse, ser él la voz y la imagen del nuevo PSOE. Tres años después del XXXV Congreso el líder socialista ha aceptado lo evidente: que un partido necesita un portavoz. Seguramente a Zapatero le pedía el cuerpo nombrar a Pérez Rubalcaba, pero como éste no es miembro de la Ejecutiva no se ha atrevido a dar el paso y proponerle. Desde hace meses los asesores de Zapatero le martilleaban los oídos para que nombrara portavoz, y al final cedió. Primero dio luz verde a que Carmen Chacón fuera elegida portavoz del Comité Electoral, y ahora, aunque oficialmente no se diga, ha dicho «sí» a que Chacón sea de «facto» la portavoz para todas las cuestiones no sólo las electorales. La de Carmen Chacón es una carrera meteórica. Tiene aspecto de ministra y eso que anda en los treinta y dos años, y la ambición dibujada en el rostro. Ambición legítima de contribuir a que el proyecto político socialista llegue a puerto cuanto antes.