La Fiscalía de Granada estudia reabrir el caso de la joven desaparecida en Motril hace tres años
Los investigadores no descartan la tesis del asesino en serie en Málaga
La Policía ha empezado a cruzar las listas de sospechosos de ambos asesinatos
La hipótesis de que los crímenes de Mijas y Coín, de los que fueron víctimas las jóvenes Rocío Waninnkoff y Sonia Carabantes, fueran obra de un asesino en serie empieza a ser barajada por los responsables policiales de la investigación, como una más. Así lo confirmaron ayer fuentes conocedoras de la misma, lo que se contradice con las recientes declaraciones del ministro del Interior, Ángel Acebes. Las aludidas fuentes han precisado que ningún investigador sensato puede descartar esa hipótesis de trabajo después de que se haya conocido que hay perfiles genéticos coincidentes entre los restos orgánicos recogidos en el cadáver de Sonia Carabantes, en una tulipa de un coche y una colilla que apareció en el escenario del crimen, y los sacados en su día de otra colilla recogida donde se supone que fue asesinada Rocío Wanninkhof. A la vista de este dato, los encargados de la investigación han empezado a cruzar las listas de sospechosos barajadas en ambos casos por si arrojan algún nuevo dato revelador de la autoría de cualquiera de los dos crímenes. Ninguna hipótesis está descartada por el momento, menos la de que Dolores Vázquez, condenada hace dos años como autora del asesinato de Rocío Wanninkhof, esté libre de toda sospecha. «Si con las pruebas que había contra ella un juez decidió procesarla en su momento, el fiscal sostuvo la acusación hasta el final y el tribunal jurado la condenó, no creo que haya sido por capri-cho», recordó un responsable de la investigación. Sobre las declaraciones realizadas a Efe televisión por el médico forense madrileño José Ramón Civantos, en las que decía que «de la saliva no se puede extraer el perfil del ADN, sólo el grupo sanguíneo», un responsable de la investigación que prefiere permanecer en el anonimato las calificó de «lamentables». Añadió: «estamos hartos de extraer el ADN de colillas. Es más, lo más fácil es obtenerlo de la saliva que queda en el sobre de una carta cuando se humedece para cerrarlo». La Fiscalía de Granada reabrirá el caso de María Teresa Fernández, la vecina de Motril desaparecida en agosto de 2000 a los 18 años, si las investigaciones policiales arrojan alguna coincidencia con los casos de Carabantes y Wanninkhof. Fuentes de la Fiscalía sostienen que «el tema está en estos momentos en manos de la Policía Nacional» y que la Fiscalía se encuentra en un «compás de espera hasta que no haya indicios de la conexión entre los tres sucesos». La policía sostiene que el caso de la joven motrileña «es distinto», aunque permanece «a la expectativa» de recibir información sobre los últimos hallazgos relativos a los asesinatos de Carabantes y Wanninkhof. La defensa de uno de los condenados por el crimen de la joven de Alora (Málaga) Ana Elena Lorente, de 20 años, estudia pedir la reapertura de la investigación para determinar si existe una relación con los casos de Coín y Mijas. Según explicó Montserrat Pascual, abogada de Ana Gema P.G.G., el perfil de la fallecida Ana Elena Lorente es «el mismo» que el de las otras dos jóvenes, en los tres casos coincide el «modus operandi» y en el sumario figuran pruebas biológicas que «no tenían nada que ver» con ninguno de los tres condenados. El cadáver de Ana Elena Lorente fue encontrado el 12 de septiembre de 2000 entre unos cañaverales junto al río Guadalhorce en Alora, dos días después de que desapareciera cuando participaba en una fiesta de este municipio.