Rajoy rechaza las reformas que «generan inestabilidad» de Maragall
El secretario general del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, y el jefe del Ejecutivo, José María Aznar, rechazaron ayer de forma rotunda durante el acto de proclamación de Josep Piqué como candidato a la presidencia de la Generalitat, la reforma estatutaria propuesta por el presidente del PSC, Pasqual Maragall. Rajoy, que se estrenaba como sucesor, consideró que esta iniciativa sólo proporciona inestabilidad, mientras que Aznar criticó a los partidos que proponen estas reformas porque «son recetas para problemas que no existen». En su primer acto como sucesor de Aznar, Rajoy defendió la vigencia de la Constitución y los estatutos de autonomía y acusó a los socialistas de querer imponer su modelo a otros «para disimular que no tiene rumbo fijo ni un modelo de Estado». El dirigente popular añadió que la Carta Magna y los estatutos reflejan la realidad histórica de una España plural y una Cataluña con su lengua y sus tradiciones. «A Cataluña no le ha ido mal con esas reglas», añadió. Frente a estas «propuestas inestables» y frente a los «candidatos inconsistentes» del PSC «o débiles ante el entorno» de CiU, Rajoy presentó al PP como garantía de tranquilidad en el periodo que se abre tras el Gobierno de Jordi Pujol. «El Catalán necesita que se reconozca su esfuerzo, su solidaridad con toda España y que se le deje trabajar en paz, sin la incertidumbre de no saber los planes de futuro de sus dirigentes», dijo. El recién estrenado candidato del PP a las elecciones generales, que fue recibido al grito de «presidente, presidente», dijo no saber qué hará con Cataluña quien gane las elecciones ni a qué condiciones se verá sometido por las necesarias alianzas. Y, en este sentido, advirtió que con el PP el panorama será más tranquilizador, pues, dijo, ha contribuido en los últimos años a la estabilidad de las instituciones catalanas. El secretario general del PP centró su intervención en las críticas a las propuestas de PSC, CiU y ERC. «Quienes quieran dibujar mapas medievales, poner barreras a la iniciativa de la sociedad desde los boletines oficiales o los que prefieran guettos culturales no entienden que ya estamos en otro mundo», añadió.