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La renovación de la dirección se inició ayer con la presentación de candidaturas al Euskadi Buru Batzar

La presidencia del PNV cuenta con un candidato claro y dos testimoniales

Ninguno de los tres, Imaz, Arzalluz y Egibar, ha expresado formalmente su candidatura al cargo

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Joseba García - bilbao
León

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La sucesión de Xavier Arzalluz al frente del PNV es cosa de tres, el propio Arzalluz, el portavoz en el Parlamento vasco, Joseba Egibar, y el consejero de Industria y portavoz del Gobierno de Vitoria, Josu Jon Imaz. El relevo en el liderazgo nacionalista es, sin embargo, un proceso atípico ya que ninguno de los tres ha dicho que aspira a presidir el partido. A pesar del silencio, sólo suena el nombre de uno de los mudos aspirantes, el de Imaz. Las candidaturas de Arzalluz y Egibar cuentan con el aval de las firmas de cien militantes, requisito imprescindible para entrar en liza, pero que no quiere decir que cuenten con la conformidad del postulado, lo que siempre posibilitará una retirada honrosa. El primer plazo para la renovación de la dirección del PNV se cumplió ayer lunes con la presentación de candidaturas a presidir el Euskadi Buru Batzar, la dirección del partido, respaldadas por un centenar de afiliados. Imaz, Arzalluz y Egibar son los tres nombres propuestos por la militancia. Del la terna, sobresale un favorito, el consejero de Industria y portavoz del Gobierno vasco, ya que las candidaturas de Arzalluz, actual líder del partido, y Egibar, otrora «delfín» del presidente del PNV, parecen testimoniales a tenor de la correlación de fuerzas existente. El mutismo de los aspirantes dificulta, sin embargo, cualquier vaticinio. Lo máximo que ha llegado a decir Imaz es que está a «disposición» del partido, Arzalluz guarda un día enigmáticos silencios y otro dice que su ciclo se ha cumplido, mientras que Egibar se ha refugiado en la más absoluta discreción. Esta ambigüedad motiva que nadie esté descartado, pero tampoco se puede decir que alguno esté en la carrera. Otros nombres que se barajaron no materializaron sus opciones. El ex lendakari José Antonio Ardanza, por falta de apoyos internos, y el líder del PNV en Vizcaya, Iñigo Urkullu, que prefirió respaldar a Imaz. Enero del 2004 Elucubraciones al margen, a partir de ahora se abre un complejo proceso interno que culminará en enero del 2004 con la elección del presidente del principal partido nacionalista vasco, una formación que se ha caracterizado por los escasos cambios en su dirección. Con el restablecimiento de la democracia, el liderazgo indiscutible estaba en manos del histórico Juan Ajuriaguerra. A su muerte, en plena Transición, le sucedió Jesús Insausti, «Uzturre», pero fue un mandato formal, entre bambalinas ya se movía Arzalluz, quien, al poco tiempo, se hizo con la presidencia del PNV. La crisis y la posterior escisión de 1986 propició que Román Sudupe se pusiera al timón durante una breve etapa que culminó con el regreso de Arzalluz. Desde entonces, no hubo más novedades. La escasa movilidad abre ahora una etapa de incertidumbre, aunque todo hace indicar que Imaz cuenta con el respaldo mayoritario de las bases del PNV. Una posición de partida favorable en la que es fundamental la decisión de Urkullu de ceder el paso al portavoz del Ejecutivo autónomo, apoyo que será un factor decisivo a la hora de decantar la elección por el peso abrumador de la militancia vizcaína. El presidente del PNV en Vizcaya ya venció a Arzalluz en el proceso para elegir el candidato a presidir la Diputación de Vizcaya en las elecciones del 25 de mayo, una derrota que fue la primera de Arzalluz en una controversia interna y que se interpretó como el inicio del final de su mandato y la apuesta de las bases por la renovación generacional.