El primer chaparrón del otoño convierte a Madrid en un caos de tráfico

El primer chaparrón de otoño provocó este martes un monumental atasco en Madrid. Los tapones sumaron más de 170 kilómetros en los accesos a la ciudad, embotellamientos en los que se vieron atrapados miles de personas. El mal estado del firme fue el causante de numerosos accidentes, entre los que destacó la colisión entre dos autobuses con el resultado 25 personas heridas leves. Después de un mes sin llover y con el depósito lleno tras recibir la paga, este martes muchos madrileños no llegaron a tiempo al trabajo. El atasco comenzó poco antes de las 8:00 horas en todos los accesos a la ciudad. Los mayores problemas estuvieron localizados en la carretera de circunvalación M-40, donde las retenciones sumaron más de 50 kilómetros, repartidos en diversos tramos a lo largo de todo su recorrido. El tapón de entrada en la N-IV alcanzó los 35 kilómetros y estuvo agravado a consecuencia de la colisión entre dos autobuses a la altura de la localidad de Las Rozas. En el siniestro, ocurrido a las 8,30 horas, resultaron heridos leves 25 pasajeros. Tras un primer examen en el lugar del siniestro, las víctimas fueron evacuadas con contusiones cervicales y golpes en ambulancias colectivas. Caminantes Durante una hora, el carril Bus-VAO y los tres carriles de acceso de la autoría estuvieron prácticamente parados. Numerosos ciudadanos que acudían a trabajar a Madrid optaron por apearse a la entrada de urbe y caminar entre los cientos de coches parados para alcanzar las estaciones de Metro más cercanas a la zona. Otro accidente colapsó la N-IV, atasco que alcanzó los 14 kilómetros. El siniestro ocurrió poco antes de las 8:00 horas, cuando dos mujeres fueron atropelladas al apearse de un vehículo. Una de ellas sufrió un traumatismo cráneo-encefálico grave, por lo que quedó ingresada en el hospital Doce de Octubre. En el resto de accesos a Madrid la situación no fue muy distinta: la N-II registró 21 kilómetros de atasco; la N-III, 16 kilómetros; la N-V, 13 kilómetros; la N-401 (Toledo), 15 kilómetros; la M-45, 4 kilómetros; y la M-607 (Colmenar) llegó a los 11 kilómetros. El atasco en los accesos se fue trasladándose poco a poco hacia el interior, lo que obligó a la Policía Municipal a regular a pie de asfalto los principales cruces de la ciudad. Calles como Princesa, José Abascal, Avenida del Mediterráneo, Paseo de Extremadura o Avenida de América no fueron capaces de absorber todo el tráfico que les llegaba desde las carreteras radiales.