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El objetivo era la empresa de transportes Olloquiegui, por negarse a ceder al chantaje terrorista

Dos bombas de ETA calcinan una docena de camiones en Irún

Afortunadamente, en el momento de la explosión no se produjeron daños personales

Estado en el que quedaron los camiones de la empresa Olloquiegui tras la explosión

Publicado por
Joseba García - bilbao
León

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La organización terrorista ETA continuó ayer con su estrategia de amedrentamiento a los empresarios vascos que se niegan a acceder a su extorsión y pagar el denominado impuesto revolucionario. El objetivo fueron los camiones de la empresa de transportes Olloquiegui, estacionados en un párking en la localidad fronteriza de Irún (Guipúzcoa), en la que varios miembros de la banda terrorista colocaron sendos artefactos de un kilogramo de explosivos cada uno en su interior. La deflagración y el posterior incendio calcinaron un total de doce camiones de diferentes nacionalidades. A pesar de que numerosos camioneros dormían en el interior de los vehículos en el momento de la explosión, no se produjeron daños personales. Zona de descanso Un total de doce camiones resultaron calcinados al estallar durante la madrugada de ayer, dos bombas compuestas por un kilogramo de explosivo cada una en sendos vehículos de la empresa guipuzcoana Olloquiegui, firma que en agosto del año 2000 fue objetivo de otro atentado por negarse a pagar el chantaje económico exigido por ETA. Las explosiones tuvieron lugar poco minutos antes de las cinco y media de la madrugada en la explanada de Santiago, en Irún, un lugar utilizado habitualmente por cientos de camioneros que descansan el fin de semana para continuar a partir del lunes su viaje por Francia. Las deflagraciones originaron un gran incendio que afectó a al menos doce vehículos, que resultaron calcinados por el efecto dominó. Los bomberos tardaron casi siete horas en dominar las llamas, ya que algunas de las mercancías que transportaban los vehículos eran altamente inflamables. Aunque los daños materiales fueron cuantiosos y las pérdidas económicas millonarias, la fortuna acompañó a numerosos camioneros que salieron ilesos, a pesar de que las explosiones les cogieron durmiendo en el interior de las cabinas. «Estaba durmiendo en el camión y me he despertado tras oír una fuerte explosión; he dado un salto y he salido afuera, a la carretera, tal y como estaba», relató un camionero brasileño que se preguntó en voz alta: «¿De qué sirve esto?; ¿por qué atentan contra trabajadores?».

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