Rajoy rechaza el intento del PSOE de abrir ya la campaña de las generales

Mariano Rajoy se ha propuesto hacer oídos sordos, al menos de momento, a los intentos del líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, por arrancar aunque sea a medio gas la campaña para las próximas elecciones generales. El candidato del Partido Popular respondió ayer con un no encubierto al duelo dialéctico al que le retó el secretario general de los socialistas y aparcó sine die la posibilidad de un debate público y televisado para confrontar ideas y aclarar posturas respecto a temas de interés nacional. Su mensaje fue poco directo, pero dejó traslucir un deseo claro de eludir el envite. «No soy un miembro del Gobierno, como es sabido, y cuando lo era -dijo- contesté en el Congreso a todas las preguntas que me hizo todo el mundo; lo que no sé es por qué el señor Zapatero nunca me preguntaba». El secretario general del PP tiene la teoría de que para lograr el éxito en política hay que manejar dos claves: una, establecer las prioridades; la otra, saber administrar los tiempos. La puesta en práctica de esta guía del buen candidato le resultó efectiva cuando se hizo cargo de la campaña para las legislativas del año 2000, en las que su partido obtuvo mayoría absoluta. Esta vez pretende aplicarla de nuevo, pero para eso tendrá que evitar que sean otros -y especialmente, su principal rival- quienes marquen la pauta de la contienda. Sólo así puede garantizar que no dará el paso que no quiere dar, algo que ya hizo a principios de septiembre cuando, recién nombrado sucesor de José María Aznar, rechazó (a su modo) el encuentro que le proponía Rodríguez Zapatero para acabar con la «etapa de crispación» política que, en opinión del líder socialista, ha abierto el presidente del Gobierno. A lo largo de todo el mes, Rajoy ha esquivado esta reunión con el argumento de que si la intención del jefe del PSOE fuera realmente la que proclama no haría invitaciones públicas sino una llamada privada y directa a su número, como ha hecho en otras ocasiones. Lo contrario, sostiene, es actuar con fines electoralistas. El calendario de actividades del líder del PP no contempla en un futuro inmediato encuentro alguno con el dirigente socialista. Ayer, tras la primera reunión de Rajoy con el grupo parlamentario del que es presidente hizo ver que, de momento y hasta que él lo crea oportuno, no habrá cara a cara con su adversario ni en un despacho, ni frente a las cámaras. Ahora, que el líder del PSOE dirige su mirada a su principal contrincante en la carrera hacia La Moncloa, Rajoy le da la espalda. «Últimamente -advirtió- me estoy dedicando a lo que me estoy dedicando».