Un palacio para la obra de Díaz-Caneja y de los grandesartistasde León

La Diputación tiene desde marzo las llaves del edificio que durante años fue Intituto de Higiene. El palacete construido por Juan Crisóstomo Torbado se encuentra en perfecto estado de conservación. Apenas necesita una capa de pintura y algunos «arreglillos». Javier García Prieto puede hacer que se cumpla la voluntad de Díaz-Caneja. El famoso pintor palentino legó parte de su valiosa obra a León con la condición expresa de que se mostrara en el palacete de Independencia. La última voluntad de Díaz-Caneja coincide ahora con los planes del presidente de la Diputación. Desestimado el proyecto de la «manzana cultural» de su predecesor, el inmueble de 1927 podría albergar junto a esta colección, decenas de obras de otros tantos artistas leoneses. Y es que ningún museo de la ciudad acoge una exposición permanente con los cuadros de los mejores pintores que ha dado esta provincia en el último siglo. La mayoría, además, no tendrán cabida en el Musac. Por ubicación, estado de conservación y metros, el caserón de la avenida Independencia es único para este fin. El inmueble consta de dos plantas, con escalera central y pasillos en forma de cruz, un sótano y un bajo cubierto. Casi todos los elementos del edificio son originarios, como los axulejos donde se lee Instituto de Higiene, el terrazo de los pisos y una gran cristalera con la figura de Ramón y Cajal. Marcos, puertas, balaustradas, zócalos y escaleras de mármol, vidrieras emplomadas en todas las ventanas... Resulta también llamativa la rejería, tanto interior como exterior, que probablemente fue obra de alguno de los colaboradores de Gaudí. El palacio apenas ha sufrido cambios en su historia, excepto la compartimentación de algunas estancias. Igualmente singular es la antigua biblioteca, de la que se conservan las maderas, un frontispicio, un tímpano y los anaqueles, pero ni rastro de los libros que albergó en otra época. El Ayuntamiento conserva dos planos originales del edificio, pero apenas hay documentación. Sí hay datos, en cambio, sobre los miles de objetos que se apiñan en los sótanos del edificio Fierro a la espera del aplazado Museo Etnográfico, que no se ha librado de la maldición que parece perseguir a los museos leoneses ­-el de la Ciudad de León, el de León o el de la Semana Santa, por citar sólo algunos-. Cientos de objetos que se salvaron del «naufragio»; supervivientes de un expolio descomunal que durante años llenó camiones con las mejores piezas del arte popular. Entre los «tesoros» de este museo sin sede, que podría instalarse definitivamente en Mansilla de las Mulas, figura la reconstrucción de una cocina leonesa (del Bierzo y de la Montaña), con todos los enseres domésticos. Otra pieza excepcional, procedente de Ancares, es un escaño con dosel, armarios, mesas, perchas.,. Se reproduce también una alcoba de «novia rica», que incluye una cama del siglo XVIII, armario oratorio, cuna, braseros y arca pintada con escenas bíblicas. Aperos de labranza, indumentaria única, joyería, juguetes, cacharros, instrumentos musicales... es el bazar de la memoria de León.