La enfermedad mental gana terreno

En un baremo de uno a diez las enfermedades mentales como la depresión o el estrés han pasado a ocupar el séptimo lugar en el ranking de las bajas laborales, sin contar patologías ya asumidas de antiguo por el sistema de la Seguridad Social, como la esquizofrenia en las que las únicas prestaciones son de carácter asistensial por la escasa inserción laboral de este tipo de enfermos. Dentro del mismo ranking en primer lugar aparecen patologías como la gripe, neumonías y, en general, todas las relacionadas con el aparato respiratorio, que causan bajas laborales masivas, aunque de corta duración con varios miles de pacientes por unos pocos días. Le siguen en orden de importancia las relacionadas con huesos o músculos, muchas de ellas degenerativas, las bajas previas a intervenciones quirúrgicas de todo tipo y las que tienen como origen un mal infeccioso o del aparato digestivo. En genral se trata también de dolencias menores que no dejan más rastro que unas pocas semans de baja por prescipción médica. Paradójicamente las enfermedades cardiacas o del aparato circulatorio, en todas sus modalidades, incluídas las más graves, ocupan un modesto octavo lugar en una lista de diez, de las que los últimos puestos corresponden, con no menos paradoja, a las medicaciones y productos que generan más negocio para la industria química y farmaceútica: las enfermedades relacionadas con la piel y su conservación o protección.