Aznar justifica la guerra preventiva en la lucha contra el terrorismo

Ante un auditorio compuesto por altos mandos militares, Aznar advirtió de que la época en la que el Ejército es-pañol se ocupa exclusivamente de misiones de paz dejará paso a otra en la que se implicará activamente en la batalla contra el terror «sin límites geográficos». Explicó que la eficacia de la lucha contra el terrorismo «bajo formas de destrucción masiva» exige «emprender acciones de carácter anticipatorio aunque estén restringidas a casos determinados». Durante una conferencia en el centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden) el jefe del Ejecutivo defendió sin matices la intervención en Irak, que consideró «correcta, justa y necesaria» y aseguró que «hoy por hoy no hay alternativa práctica y realista a la garantía y seguridad que representa EE.UU». Por el contrario, criticó que algunos países usen el «espíritu de confrontación» para satisfacer su «orgullo». Respecto a España censuró la «débil conciencia nacional de defensa» que atribuyó la «prolongada retirada de los asuntos internacionales» y la consiguiente «conciencia pacifista» . Más gasto El presidente admitió que los organismos de defensa colectiva como la Otan han vivido una «profunda crisis» y aunque dijo que él no es de los que se «felicitarían» de un futuro europeo sin la Otan reconoció que la Alianza Atlántica «no atraviesa su mejor momento». Tampoco es buena en este momento, según Aznar, la relación entre Europa y Estados Unidos, aunque excluyó a España cuyo vínculo con EE.UU. «no puede ser mejor». Ante la cúpula de Ejército y del ministerio, Aznar no sólo comprometió a su Gobierno sino también al que pudiera presidir Mariano Rajoy para «gastar un poco más» en defensa. «No quiero rehuir mi compromiso, que será también el del siguiente Gobierno -dijo tajante- de que los presupuestos para la defensa deben crecer paulatina pero continuadamente». Aznar dio por hecho que tras la caída del muro de Berlín y del 11-S el mundo ataviesa una fase de cambios basada en la posición «hegemónica» de EE.UU. Pero insistió en que España no tiene «motivos para instalarse en la preocupación» porque «por primera vez en muchos años a España el rumbo de los acontecimientos no le pilla con el pie cambiado».