Un tercio del pescado y la décima parte de las frutas y verduras se importan ya de África o América

Haciendo honor a su antiguo nombre de tiendas de ultramarinos la mayor parte de los pequeños comercios de alimentación de la esquina, ya pertenezcan a grandes cadenas o ya sean de tituladidad familiar, comercializan un 10% de frutas y verduras de importación y no menos de un 35% de pescados y productos del mar procedentes de los países más variopintos. Según los gestores de Mercaleón, esta circustancia termina también influyendo de manera determinante en los precios finales de venta al público, que ya no dependen en origen de lo que cobran agricultores o pescadores españoles, sino también de las fluctuaciones del euro, el dólar y, en general, de cualquier moneda nacional de procedencia del producto. Además hay que tener en cuenta si en los mercados internacionales se abaratan por excedentes algunos de ellos o si, por el contrario, se encarecen ante la imposibilidad de abastecer todos los mercados, incluído el español. Aproximadamente el 10% de los productos hortofrutícolas que, por ejemplo, se comercializan en Mercaleón proceden de Centroeuropa y Marruecos, más infrecuentemente de otros países mediterráneos como Grecia, Italia o Israel y no pocas veces de lugares exóticos, especialmente en frutas, como Sudáfrica o Hispanoamérica. El algunas regiones españolas de clima benigno y húmedo, como Galicia, se intenta aclimatar cultivos como el del kiwi, o en Andalucía a base de invernaderos, pero su producción es todavía muy limitada. Acuicultura Con más de tres mil kilómetros de costa España es, paradójicamente, deficitaria en pescado, de forma que también en Mercaleón más de un tercio de las entradas mayoristas proceden de la importación de terceros países, en su mayoría de fuera de la propia UE. A las compras y convenios pesqueros con Marruecos y países ribereños del Sáhara hay que añadir desde hace más de una década las compras de pescado en latitudes tan lejanas como Sudáfrica o Argentina. Según las mismas fuentes, este tipo de importaciones tienen ya una gran tradición respecto a países como Irlanda, Escocia, Noruega o, incluso, la costa oeste de Canada, de donde el mercado español siempre se aprovisionó de especies como el bacalao y, en general, de todo tipo de pesca de altura hasta la última «guerra del fletán» frente a Terranova. La novedad, sin embargo, es que ahora el grueso de las importaciones con productos de acuicultura que siguen siguen «cultivados» en países del norte de Europa, como el salmón noruego que ahora inunda los mercados españoles, en América o en el extremo sur de África, desde donde los modernos sistemas de transporte apenas representan costes para los intermediarios. S