Déficit o superávit

EUROSTAT revisó ayer a la baja las previsiones sobre la economía europea. Un escuálido crecimiento de 0,4% para este ejercicio y del 1,8% para 2004 presuponen que no va a haber crecimiento del empleo y que habrá un aumento de los déficits fiscales. La mayoría de los gobiernos europeos están ya aprobando los presupuestos que se han elaborado reconociendo la hipótesis más negativa del crecimiento económico. Mejor es no pillarse los dedos, como ha sucedido en Francia, Italia y Portugal. Los cálculos se han hecho reduciendo los ingresos fiscales esperados y aumentando los gastos seguros. Ello lleva,a un crecimiento del déficit público y a un aplazamiento del objetivo de equilibrio fiscal. Por eso es que la reunión del Ecofín de la próxima semana tenga que tratar cómo resolver el problema de la negativa francesa a cumplir con el compromiso del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Es probable que esta crisis conduzca a una definitiva «flexibilización» de las exigencias del PEC. Sea midiendo el déficit en términos estructurales, es decir ajustado por el ciclo; subordinando el cumplimiento del objetivo a un crecimiento económico mínimo; que el tamaño máximo del déficit permitido dependa de la deuda pública de cada país; o excluyendo del cálculo del déficit las inversiones públicas en infraestructuras o en defensa y seguridad o en I+D. En un puro desliz, el ministro Montoro anunció que la economía española tendría un superávit fiscal para este mismo año. No creo que sea correcto que nadie haga público este tipo de previsiones, porque tal afirmación, si es creíble, afecta a los mercados de deuda. Además, es sabido que este presunto superávit lo es tan sólo gracias al que obtiene la Seguridad Social. También es una forma de complicarse innecesariamente la vida, porque se ve obligado a dar unas explicaciones difíciles de entender por el ciudadano medio para justificar que el superávit es solo un instrumento, el ahorro de hoy que permitiría gestionar mejor la desaceleración futura. Es el tipo de argumento que no gana ni un sólo voto. Por último, vacía de argumentos la negativa a la Ceoe de rebajar las cotizaciones sociales y proporciona argumentos a Alemania para que siga quejándose de las «excesivas ayudas comunitarias».