La difícil unanimidad de los vecinos

La nueva Ley de Propiedad Horizontal autoriza a llevar a cabo mejoras en cualquier inmueble con la mayoría simple de la comunidad de propietarios, siempre que no afecten a la estructura del edificio. Este último es el supuesto de los inmuebles donde debe reducirse el ancho de una escalera para permitir la instalación de ascensores, en cuyo caso es obligatoria la unanimidad de todos los inquilinos para obligarlos a hacer frente a los costes, incluso a los más reacios, que suelen ser los habitantes de los primeros pisos. En algunos barrios del centro de León, como San Claudio, San Mamés o Mariano Andrés, mayoritariamente construídos en la postguerra para viviendas baratas ya hay casi unanimidad para demandar este tipo de servicios, debido a que los propios inquilinos han envejecido a la par que los inmuebles y empieza a ser un problema social subir una escalera de cuatro o más plantas con la simple cesta de la compra para una población cada vez más anciana. El problema se agrava con las personas que, según el concejal de Urbanismo, Francisco Gutiérrez, ni siquiera pueden valerse solas para desplazarse escaleras arriba o abajo. Incluso en los supuestos de mayorías casi totales en comunidades de vecinos el Ayuntamiento se ha encontrado con recursos en los que un único inquilino le ha obligado por sentencia o auto judicial a paralizar obras previamente autorizadas, en cuyo caso el problema vuelve a enquistarse por tiempo indefinido en una larga sucesión de pleitos particulares, algo de lo que huyen por sistema todas las administraciones. De hecho, es frecuente que los propios vecinos pleiteen entre ellos antes de pedir el ascensor.