Aznar y González aterrizan en Cataluña en apoyo a sus partidos

«Cataluña no debe ser entregada a los poderes políticos de Madrid». La frase la lanzó Artur Mas instantes después de arrancar la campaña de las elecciones autonómicas para tratar de convencer al electorado de que su formación es la única capaz de garantizar las aspiraciones de autogobierno. Una afirmación que quiso contraponer a la aparición en el panorama electoral catalán de los primeras espadas de las formaciones de ámbito nacional. A las pocas horas de la habitual pegada de carteles, José María Aznar y Felipe González aterrizaron en tierras catalanas. El presidente del Gobierno apareció en una reunión con la patronal Pimec-Sefes arropando de esta manera la candidatura de Josep Piqué, que presentó sus propuestas en materia de vivienda. Por su parte, el ex presidente del Gobierno estuvo junto al presidenciable socialista, Pasqual Maragall, en un acto público en L'Hospitalet. Aznar y González significan la importancia que tienen las primeras elecciones sin la figura de Jordi Pujol. En unos comicios que se presentan muy igualados, las formaciones de ámbito nacional intentarán sacarle partido a sus políticos más influyentes. El PP contará con un extenso repertorio de figuras gracias a su posición de dominio en el Gobierno central. Mariano Rajoy y José María Aznar pretenden ser un apoyo constante para que Josep Piqué aumente los resultados obtenidos por su partido en 1999. El PSC contrarrestará ese efecto con el aterrizaje en Cataluña de diversos dirigentes como Zapatero o Felipe González. Los socialistas pretenden realzar la capacidad de liderazgo de Maragall en tierras catalanas, mientras el aspirante no dejará de advertir, como dijo ayer, que el socialismo español «tiene la necesidad y la obligación, y la está cumpliendo, de definirse más respecto a la España plural», para puntualizar a renglón seguido que «esto con Felipe González no era necesario, o no lo pudimos hacer, o no se lo pedimos tanto».