Diario de León

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EL PRÍNCIPE no ha tenido prejuicios a la hora de casarse. Pienso que ha acertado con el deseo de los españoles. Letizia Ortiz no tiene sangre real, ni siquiera es una aristócrata. Es hija de un periodista y de una enfermera, un matrimonio que se rompió hace no mucho. Nacida en Asturias hace 31 años, en 1998 contrajo matrimonio civil en Extremadura con un profesor de Instituto y novelista, Alonso Guerrero, de quien se divorció año y medio después. No tiene, pues, problemas para contraer matrimonio religioso, lo que hará este verano en La Almudena, la catedral novísima de Madrid. Quienes la conocemos profesionalmente sabemos de su trabajo concienzudo, de sus sacrificios -tuvo algún problema, menor, de anorexia-, de su meticulosidad y de su seriedad. Día tras día, muchos coincidíamos con ella en la sala de maquillaje de TVE, donde ella se ocupaba de dar las noticias a las ocho. Antes había pasado por la CNN Plus, por Bloomberg, por La Nueva España de Oviedo, por Efe, por el diario mejicano Siglo 21. En algunos de estos puestos de trabajo permaneció sólo en prácticas, pero su carrera profesional es ya larga. El gran salto en esta carrera se produjo a comienzos de septiembre, cuando TVE anunció, en la presentación de la programación para esta temporada, que Letizia pasaba al telediario de las 9 de la noche, junto con el director de Informativos, Alfredo Urdaci. En los dos últimos meses fue rápidamente promovida al estrellato en TVE, presentando el Telediario de mayor audiencia. Una operación de imagen, sin duda, a cargo de un puñado de personas especialmente discretas que ya conocían con antelación suficiente la noticia que ayer dejó estupefactos a los españoles. Quienes conocen a Letizia en persona hablan de su discreción, de su trato sencillo, de su antidivismo. El Príncipe ha querido, pues, casarse con una española sin especiales connotaciones. O, para ser exactos, sin mayores connotaciones que la de ser un rostro popular y apreciado. Letizia es una mujer normal, aunque su rostro, de excepcional belleza, sea popular. Aún va a serlo más en los próximos tiempos: será Reina de España, una reina para los tiempos que vienen, en los que muchos prejuicios caducos ya no tienen sentido. Una buena boda.

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