León corregiría la contaminación acústica diurna si eliminase semáforos, calles de doble sentido y las bandas sonoras
Seis de cada diez ciudadanos soportan niveles extremos de ruido por la noche
El mapa acústico localiza el problema en las zonas de ocio, Guzmán, la estación, Padre Isla y Espolón
«La permanencia en el interior de este local puede producir daños permanentes en el oído» AVISO OBLIGATORIO La ordenanza exige a los locales que el cartel esté visible El 60% de los ciudadanos de la capital están sometidos a niveles de ruido muy por encima de lo aconsejable durante las horas nocturnas, dato que se reduce al 30,5% en periodo diurno. El mapa acústico de la ciudad, herramienta utilizada para medir el grado de contaminación acústica que padecen los ciudadanos, revela que «si bien los valores diurnos parecen aceptables e indican una situación no excesivamente ruidosa, no cabe decir lo mismo para la noche, pues la mayor parte de la ciudad sobrepasaría los niveles indicados de referencia». Estos niveles son de 65 decibelios para el día y de 55 para la noche. A la vista del mapa elaborado por la Universidad de León, los problemas de ruido nocturnos localizados fuera de las zonas de ocio se concentran en la estación de ferrocarril y en la plaza de Guzmán, también en la zona próxima al cruce entre la avenida Padre Isla y la calle Suero de Quiñones, el principio de Fernández Ladreda, la plaza del Espolón, el final de la calle Astorga y la entrada a la zona del Crucero. En el extremo opuesto, las zonas de mayor tranquilidad se sitúan en el Polígono X, El Ejido y las zonas peatonalizadas próximas a la Catedral. En cuanto al día, destaca la contaminación acústica de Padre Isla y Suero de Quiñones, el final de la calle Álvaro López Núñez y la plaza del Espolón, la plaza de Toros, la Ronda Este y la zona de la plaza de Santa Ana. «Se trata de zonas con elevado volumen de tráfico y con regulación semafórica». Zonas lúdicas En las áeras donde se concentran los bares de copas, es destacable el caso de la calle Lancia, pese a no ser ya un punto de encuentro de moda entre los jóvenes. Los valores en este punto «deben considerarse elevados», teniendo en cuenta que los vecinos de Marqueses de San Isidro y de Bernardo del Carpio soportan entre 80 y 85 decibelios en algunos momentos de la noche. Ya en el Barrio Húmedo, la situación es aún más llamativa. Los valores más altos corresponden a la plaza de San Martín y a la calle Matasiete. Centrándose en el ruido de fondo, el mapa acústico revela que las cifras mayores se han obtenido en esas mismas calles, a las que hay que sumar Mariano Domínguez Berrueta y Santa Cruz. Una de las conclusiones del estudio, dirigido por el catedrático Eduardo García Ortiz, es que las calles con elevada densidad de tráfico, regulada por semáforos y generalmente de doble sentido coinciden con los mayores niveles de ruido. El caso contrario, se presenta en vías con poco tránsito y escasa densidad de población o bien en calles céntricas con tráfico sin regulación semafórica. La ampliación del Campus de Vegazana y la urbanización de La Palomera han convertido a los vecinos de la plaza del Espolón en auténticas víctimas de la contaminación acústica. Tal y como aconsejan los expertos del Laboratorio de Acústica de la Universidad de León, la ciudad corregiría los niveles existentes de ruido si sustituyera los semáforos por rotondas y si convirtiese las calles de doble sentido en vías de sentido único. También insisten en suprimir las denominadas bandas sonoras, «cuyo nombre habla por sí solo». Recomiendan, asimismo, prohibir dentro del casco urbano la utilización de señales acústicas, salvo en casos de extrema necesidad, como ya ocurre en otras ciudades. Redundan en el apartado de las motocicletas, y a este respecto son muy tajantes: «Evitar su circulación se hace muy necesario». «El deseado cierre de las rondas causará importantes beneficios para ciudad. Ello irá ligado a los accesos a la Universidasd», concluye el estudio.