Diario de León

La amenaza del «Prestige» sigue viva

Científicos y ecologistas alertan de la presencia de sustancias tóxicas del fuel en la cadena alimentaria

Un miembro de Greenpeace sube a la Torre de Hércules

Un miembro de Greenpeace sube a la Torre de Hércules

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Arantxa Prádanos - madrid
León

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El 13 de noviembre del 2002, a 30 millas de la costa gallega batida por el temporal, el Prestige lanzó su primer SOS. A partir de entonces, todo se pringó de negro. Un año después, la peor catástrofe ecológica de la historia de España, y la segunda peor marea negra internacional después del Exxon Valdez, se resiste a caer en el olvido, a pesar de la mejoría evidente del litoral afectado y del deseo del Gobierno central de pasar la página. Científicos, ecologistas, pescadores y otros grupos de afectados recuerdan, sin embargo, que la amenaza continúa. Hundido a casi 4.000 metros de profundidad, el petrolero guarda en sus bodegas 14.000 toneladas de fuel; cantidades indeterminadas flotan aún a la deriva o se acumulan en los sedimentos marinos, y sustancias tóxicas podrían haber entrado en la cadena trófica de las especies animales afectadas por el vertido. El análisis triunfalista del Gobierno, basado en la innegable limpieza de casi todas las playas anegadas de chapapote doce meses atrás, se manchó ayer al conocerse un estudio del equipo de biología pesquera de la Universidad de La Coruña que alerta sobre la presencia de compuestos químicos peligrosos en la cadena alimentaria. Los muestreos realizados por los investigadores coruñeses entre enero y marzo detectaron niveles apreciables, aunque no superan los márgenes aceptables, de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) procedentes del fuel en animales sésiles o sedentarios costeros, como bivalvos, percebes o erizos; también, especies de crustáceos con escasa movilidad, como cigalas o camarón. Se trata de organismos que están en la base de la cadena trófica marina de las zonas afectadas por el vertido, con muy poca capacidad para degradar estos compuestos. Elevados Según el estudio, firmado por Luis Fernández, J. Freire y R. Muiño, el hecho de que los niveles de HAP sean especialmente elevados en las glándulas digestivas demuestra que han entrado en la red trófica, la cadena alimentaria entre unas especies y otras, el pez grande se come al pequeño..., e incluso han llegado, en menor medida, a especies más móviles como el rape, el lenguado o el jurel, entre otras. «Estos hidrocarburos son compuestos pesados que están en el sedimento marino ahora mismo y que a través de organismos que viven ahí y de otros animales que consumen estos organismos, y así sucesivamente, entran en la cadena trófica», confirmó uno de los firmantes del trabajo en declaraciones a la Ser. Luis Fernández ratificó además que «todos los indicios» y los precedentes de otras mareas negras indican, por tanto, que también ha llegado a la cadena alimentaria humana. Para Greenpeace, Adena y otras organizaciones ecologistas que alertan contra el triunfalismo oficial del Gobierno y la Xunta, y contra el exceso de confianza, las conclusiones del estudio de la Universidad de Coruña son lógicas. Lo ilógico sería pensar, indicó Mª José Caballero, de Greenpeace, que el fuel procedente del petrolero «no ha tocado a los organismos vivos de las zonas afectadas». Sería pretender que el del Prestige ha sido un caso único en la historia de marea negra inocua y sin trascendencia en las especies marinas. Seguridad plena Las reacciones en los Gobiernos central y autonómico fueron furibundas contra el dictamen de los expertos gallegos. Desde el vicepresidente Javier Arenas hasta la Agencia de Seguridad Alimentaria salieron ayer al paso del informe. «No se puede hablar de ningún tipo de incidente en la cadena alimentaria como consecuencia de vertido», aseguró Arenas. «Hay seguridad plena para el consumo de productos gallegos», remachó. Zonas dañadas Lo mismo recalcó la Agencia de Seguridad Alimentaria, que puso como aval las 42.000 inspecciones y alrededor de 1.100 controles analíticos de productos pesqueros realizados en las zonas dañadas. Recuerda, en este sentido, que las muestras tomadas por los biólogos coruñeses se efectuaron en una zona altamente contaminada y cerrada en esos meses a la pesca y marisqueo. Más airado, el director de Relaciones con los Medios de la Xunta, Alfonso Cabaleiro, aseguró que en Galicia «nadie le hace ni puñetero caso a este tipo de informaciones», aunque admitió que puede tener impacto entre los consumidores de otras comunidades, y se preguntó por qué sus autores «esperaron al aniversario para dar a conocer el estudio, si tan peligrosa es la situación».

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