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Maragall puede convertirse en quien logra en las urnas la alternancia en una comunidad histórica

Los catalanes viven las elecciones más reñidas de toda su historia

5,3 millones de votantes deciden quién será el sustituto de Pujol en la Generalitat

Los cinco candidatos a la Generalitat posan juntos en el Parlament

Publicado por
Anxo Lugilde - enviado especial | barcelona
León

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Pasqual Maragall se puede convertir hoy en el hombre que logra en las urnas la primera alternancia en el Gobierno de una comunidad autónoma histórica. En las cuatro, Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía, los comicios se celebran por separado y se mantiene en el poder el mismo partido que ganó las elecciones inaugurales de la actual etapa democrática, a comienzos de los 80. 5,3 millones de votantes deciden hoy quién es el sustituto de Pujol al frente de la Generalitat. Pujol era el único presidente autonómico que se mantenía desde el inicio de la democracia. La trascendental elección de hoy se decidirá en la Cataluña profunda, en Lleida, Girona y Tarragona, donde los votos son mucho más valiosos que en Barcelona, gracias al sistema electoral. Pujol, de 73 años, se retira hoy tras sufrir en 1999 su única derrota en votos. Pero, la hegemonía de CiU en la Cataluña interior, le permitió vencer en escaños. Tal vez le haya visto las orejas al lobo y haya pensdo que es el momento de dejar paso a un hombre de 47 años, Artur Mas, que no tiene el tirón de su antecesor y afronta el lastre de los pactos con el PP, muy mal valorados por parte de su electorado, así como el desgaste de 23 años de Gobierno. Sus ventajas residen en la novedad, la enorme penetración de CiU en la sociedad catalana y su gancho para el voto femenio. El ganador en votos de 1999, Pasqual Maragall, afronta hoy la que sin duda es su última oportunidad para superar un reto olímpico. El alcalde que organizó los Juegos de 1992 se enfrenta a la pócima mágica que tan buenos resultados a dado en las cuatro comunidades históricas: una mezcla de apropiación de la historia y los símbolos del país por el partido gobernante; el uso de redes clientelares sobre todo en las zonas rurales y un potente aparato de propaganda, que tiene a las televisiones autonómicas como buque insignia. Si CiU tiene que dejar el poder, miles de cargos de confianza perderán los puestos de toda la vida, como si fueran cesantes de los tiempos del turnismo de Cánovas y Sagasta. Pero Maragall puede ganar en escaños y votos y perder en su objetivo principal, ser presi-dente de la Generalitat. Todo dependerá de Esquerra Repu-blicana de Catalunya (ERC). Si este partido independentista y CiU suman menos de 68 esca-ños, Maragall será el primer presidente no nacionalista de la Generalitat, seguramente al frente de una coalición con la propia ERC e Iniçiativa per Catalunya Els Verds (ICV). Aunque también podría haber un pacto, por ahora improbable, entre CiU y el PSC.