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Pujol deja el poder tras colocar a Cataluña en primera línea

Publicado por
Sergi Olego - barcelona
León

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La noche del 20 de marzo de 1980 es ya mítica. Cuando se mascaba en el ambiente la victoria de Joan Reventós, candidato del Partido Socialista de Cataluña a la Generalitat, Jordi Pujol emergió como vencedor cuando ni sus propios seguidores de CIU apostaban por el triunfo. Los pronósticos auguraban que no acabaría la legislatura, que su mayoría relativa no tenía visos de continuidad. Pero Pujol acabó su mandato y en 1984 repitió victoria, esta vez ya con mayoría absoluta. Hoy, 23 años después de aquella noche legendaria, Pujol recoge sus bártulos y se apresta a abandonar el poder catalán. Sea cual sea el resultado de los comicios de este domingo, él dejará de ser el president. Jordi Pujol i Soley (1930, Barcelona) está casado y tiene siete hijos, una familia numerosa que siempre tuvo espacio para un invitado de peso: Cataluña. El president, licenciado en Medicina, se define como un «nacionalista catalán» que no es de «ni derechas ni de izquierdas», un político algo «romántico», un «patriota europeo» y un «humanista cristiano» que ha estado toda su vida «al servicio de Cataluña». Reconstrucción nacional Pujol ha dirigido una tarea de reconstrucción nacional, cultural, social y económica de Cataluña. Siempre supeditado al Gobierno español y a asegurar su estabilidad, primero con el PSOE y luego con el PP, el presidente de la Generalitat fue el máximo propulsor del desarrollo autonómico español. Patentó un modelo de gobierno autónomo que ha servido de referencia al resto de las comunidades españolas y algunas regiones europeas. Además, siempre estuvo a favor de la integración en la Unión Económica y Monetaria europea y a la modernización de la economía española. Su labor fue situar a Cataluña en primera línea. No sólo en el ámbito español, sino mundial. Esa estrategia le llevó a mantener una infinidad de encuentros con políticos de todo el mundo y a dar multitud de conferencias en el extranjero. Una forma de actuar que convirtió a Pujol en la imagen de marca de Cataluña tras un cuarto de siglo de mandato.