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| Reportaje | La noche más rapaz |

«Esto 'ye' la movida padre, chico»

Una madrugada de buses es casi una madrugada de copas: música alta, un emocionante viaje con desconocidos e incipientes resacas tras pasar la noche en el Barrio Húmedo

Los usuarios del autobús nocturno no sólo son jóvenes

Publicado por
Marco Romero - león
León

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Es la una y media de la madrugada y un pequeño grupo de jóvenes espera el búho que les llevará a Cuadros. El mayor de todos los viajeros, excluyendo a un matrimonio que esta noche utiliza el autobús por primera vez, es Noelia García Díez y tiene 23 años. Su destino es Pobladura. «De lo bueno, ya no me tiene que venir a buscar mi padre», comenta antes de subir. Y hasta que hace un par de años se pusiera en marcha este servicio, la inmensa mayoría de los usuarios tenían que recurrir, al igual que Noelia, a algún benevolente familiar dispuesto a coger el coche a las cuatro de la mañana, viajar hasta el centro y regresar de nuevo, un itinerario que en algunos casos puede durar hasta 40 minutos. Áurea Álvarez, asturiana de Langreo, es probablemente la conductora de Alsa que más turnos le ha tocado cubrir en el búho . Es simpática, abierta y dirige como nadie los 12 metros de autobús que tendrá que colar por las sinuosas y angostas carreteras que abarca su línea. Pero el problema muchas veces no está en la carretera, sino en el usuario que llega desbocado después de una noche de marcha en el Húmedo. Su truco, subir a tope la radio, que esta noche está sintonizada en Cadena Dial. Ahora suena Tengo , de Queco. Con la radio saturada y un poco de aguante no hay mayor problema. Cuando el autobús parte, en la plaza de Santo Domingo se quedan esperando tres coches: son un padre y su hijo en actitud de espera, un novio que también espera y otro padre que idem . Ya en el trayecto, dos parejas de novios de entre 15 y 21 años que se dirigen a Santibáñez cuentan que el búho les ha beneficiado y que nunca han visto nada que no se vea en un autobús diruno. «Hoy por la mañana un paisano me tocó el culo, y es que a mí me pasa de todo. O se me pone un pesado al lado o una señora me cuenta su vida...», dice una de las chicas, que aprovecha para reivindicar que el autobús amplíe los horarios hasta el amanecer, decisión que sin duda sería muy aplaudida por los jóvenes usuarios. Áurea lleva el bus a todo tren porque debe hacer el trayecto León-Cuadros en 45 minutos, pasando por Azadinos, Sariegos, Pobladura, Santibáñez y Lorenzana. «Puntualidad severa», dice la viajera Ana Rosa. Pero Áurea tiene que ver de todo. «Veo lo que hay antes de una noche en el Barrio Húmedo y lo que queda después». Animado por los gritos de sus colegas, un joven se cuelga boca abajo de los barrotes de seguridad del autobús. Entretanto, la conductora se da cuenta de que otro grupo de chavales le ha abierto el maletero trasero para viajar en su interior clandestinamente. «Lo hacen a menudo, esto ye la movida padre, chico», dice mientras cierra el maletero en cuestión y revisa el resto del bus. El trayecto más movido Ahora le toca un viaje a la Virgen del Camino, el trayecto más bullicioso. En la parada de Santo Domingo espera un abundante grupo de chicos y chicas, que entran casi en masa al bus. Gritos, chillidos y el nervio típico de la hormonación adolescente llenal el interior del vehículo, que también sale puntual hacia su destino. Problemas, pocos, pero sí alguno. El más grave lo vivió Áurea, cuando un joven agredió a su novia dentro del autobús. Vivió unos minutos muy tensos, dado que cerró las puertas para evitar que el agresor se escapase. La espera hasta que llegó la Guardia Civil se hizo muy larga, pero finalmente no hubo consecuencias de mayor gravedad. Y esto, la falta de seguridad, parece ser la única cuenta pendiente para que los conductores y conductoras viajen tranquilos por la noche.

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