Director provincial del INSS
«El 80% de la gente nos pregunta sin necesidad de ir a las gestorías»
Casi ningún ciudadano muestra ya preocupación sobre la solidez del sistema público de la Seguridad Social desde los primeros años noventa
El nuevo director provincial del INSS, Horacio de Andrés Alvarez, que antes desempeñó el mismo cargo en Zamora, Cádiz y La Coruña, ironiza sobre su trabajo en León afirmando que seguramente es el gerente de la mayor empresa de la provincia con 141.000 pensionistas como clientes y un volumen de negocio mensual que mueve nada menos que 76,4 millones de euros en prestaciones de todo tipo: jubilaciones, subsidios, prestaciones por viudedad, orfandad, etcétera. Añade, ya serio, que su objetivo es dar el mejor servicio, con métodos modernos que incluyen la vanguardia de la informática y sin quejas. -Han atendido ustedes este año hasta finales del último mes casi 220.000 consultas de pensionistas, a razón de casi mil diarias. ¿Cuáles eran las más habituales? ¿Qué preocupa a los pensionistas? -Habitualmente lo que se atiende en el día a día es la solicitud de prestaciones, ya sean en forma de pensiones de jubilación o de subsidios de cualquier tipo, percepciones económicas por incapacidad laboral, etcétera. A eso se le añaden algunas demandas de certiticados o de que se está cobrando ya tal o cual cantidad para todo tipo de fines, seguramente desde para pedir una ayuda adicional o un pequeño crédito, etcétera. Hay también un papeleo abundante respecto al control de complementos a mínimos en el caso de personas con pensiones bajas, que deben renovarse periódicamente. Lo que sí está claro es que aproximadamente el 80% de las consultas las hace directamente el interesado, sin necesidad de intermediarios, como gestorías. Esto parece un tema anecdótico, pero para nosotros significa que estamos cerca del administrado y que éste no tiene dificultad para dirigirse directamente a nosotros. Queremos ser accesibles. -En sus encuestas sobre calidad del servicio se refleja que apenas un 10% de los ciudadanos están descontentos. En todo caso, los hay. ¿Cuáles son sus quejas? -Lo que nosotros detectamos no suelen ser problemas de trato o eficacia, sino más bien de tiempos de espera, algo que se está resolviendo cada vez más, o de simple incomodidad física en algunas oficinas. Hay, sin embargo, una cuestión que nos precupa más, y son los casos en que alguien va a preguntar sobre su problema a más de una oficina y se le dan distintas respuestas o, al menos, con matices. Eso es lo que queremos también normalizar y homogeneizar con el nuevo programa Informa. -Porcentualmente en León hay más jubilados que en el resto de las regiones debido al elevado índice de envejecimiento de la población. ¿La cuantía de lo que cobran está, por lo menos, en la media nacional? -La pensión media en León es de unos 541 euros y la media nacional de 547, aunque siempre se trata de prestaciones donde es difícil sumar y restar para encontrar un punto medio. No es lo mismo, por ejemplo, una pensión del régimen agrario, y menos antigua, que otra de la minería, porque la segunda multiplicará siempre varias veces a la primera. Y lo mismo pasa a nivel nacional. En León ahora mismo una pensión normal en el Régimen General está en torno a 734 euros y otra de la minería en casi 1.200. -En las jubilaciones la antigüedad juega también, paradójicamente, en contra de los más antiguos. ¿Cuándo comenzaron a acomodarse las prestaciones a los sueldos reales? -El ajuste en el Régimen General comenzó a hacerse a primeros de los años noventa, pero no ha pasado lo mismo en el sistema agrario, que tiene una base de cotización fija, ni en el de autónomos, donde la gente podría cotizar por sus ingresos reales y se resiste a hacerlo, prefiriendo seguir con los mínimos. Obviamente eso les perjudica después. -¿Cada vez que se publica que las pensiones de la Seguridad Social están en peligro reciben más consultas? -No, salvo que se entienda por consulta un comentario en términos coloquiales del estilo de «no se si para mí va a llegar...», pero que no pasa de ahí. No hay una preocupación especial por la solidez del sistema público de pensiones, ni creo personalmente que la haya habido antes o, al menos, después de los primeros años noventa. Otra cosa es que periódicamente surja una polémitca política sobre el tema, que crea más o menos inquietudes. Pero la realidad es que en el conjunto del Estado hay otra vez casi tres cotizantes por cada pensionista.