El Ejecutivo de Madrid respetará cualquier tipo de gobierno en Cataluña

El ministro Portavoz, Eduardo Zaplana, garantizó ayer el «respeto» y la relación institucional del Gobierno con el próximo Ejecutivo de Cataluña y aseguró que los votos nacionalistas no suponen un problema, pero sí la actitud de los socialistas de avalar posiciones radicales. Zaplana se refirió a la situación generada tras las elecciones en Cataluña en la conferencia de prensa posterior a la reunión del Consejo de ministros. El titular de Trabajo y portavoz del Gobierno destacó el «retroceso electoral notable» de CiU y PSC en esas elecciones y dijo que en el caso de los nacionalistas puede estar «justificado» tras muchos años de gobierno y un cambio de líder, pero no en el de los socialistas. Aseguró Zaplana que esos resultados no han sorprendido al Gobierno ni al PP porque ya «se veía venir» que un discurso «reivindicativo, victimista y no colaborador en los últimos tiempos desde el punto de vista institucional, iba a alimentar a las posiciones más radicales», como las de Esquerra Republicana de Catalunya. Problema en el PSC Por tanto, el portavoz aseguró que «el problema no está tanto en los votos nacionalistas, que han existido siempre, sino en la posición del PSC y del Partido Socialista en toda España» y en el hecho de que «desde posiciones absolutamente minoritarias, se quieran alterar las reglas del juego de convivencia democrática». «Aún no sabemos con quién quiere estar el Partido Socialista en Cataluña, pero en Aragón está con la Chunta, en Galicia con el Bloque, en Cantabria con el PRC y en la calle con Izquierda Unida», añadió. Es ahí donde radica el problema, «y no en la existencia de un partido nacionalista que tiene sus pretensiones», dijo Zaplana en referencia a ERC, formación de la que reconoció que defiende sus argumentos de siempre y, por tanto, habrá qué preguntarse por qué ha conseguido ahora un notable incremento de votos. Para Zaplana, si el Partido Socialista contara con una gran coherencia política en la defensa de la Constitución y el respeto de las reglas del juego democrático, no habría ninguna inestabilidad presumible por los resultados electorales de ningún sitio.