Vida de camionero

Un chófer gana en Bulgaria el equivalente a 72 euros mensuales. Así que Ludmil Banchovski no se pensó dos veces la propuesta de su vecino Ivo para emigrar a España y convertirse en conductor de camiones trailer de la empresa Hermanos Suárez de León. Cuando cumplió los 19 años se hizo conductor profesional y desde entonces -tiene 39- ha sido su principal dedicación en Biala Slatina, en la provincia de Vratca. Localizar a Ludmil para una entrevista no fue cosa fácil. Empezó la semana con un viaje de León a Murcia con el trailer cargado de madera. En la ciudad murciana supo que su siguiente destino era Valencia. Allí tuvo que esperar la carga de las traviesas para el tren de alta velocidad y transportarlas hasta Nava de la Asunción, Segovia. Su siguiente destino fue Benavente. Cargó otro camión de madera y puso rumbo a Valencia. Desde la capital levantina se trasladó a Castellón para un transporte de azulejos que tuvo que descargar en el polígono de Onzonilla de León. Cuando llegó a la sede de la empesa para la que trabaja, en la carretera de Villarroañe, no sabía aún que su siguiente punto de partida era Valencia de Don Juan, la fábrica de ladrillos de Ceranor para un encargo con destino en Madrid. Es jueves y el viernes estaba de regreso en León, posiblemente con una nueva mercancía -materiales de construcción- cargados en Toledo. Así es la jornada semanal de un transportista. «Duermen en el camión en gasolineras y áreas de servicio», aunque por suerte el vehículo que conduce tiene un limitador de velocidad (90 km/hora) y también calefacción cuando el camión está parado. Ludmil es uno de los 25 búlgaros a los que la Federación Leonesa de Empresarios financia este año la homologación de su carné de conducir. De momento conduce con un carné provisional -el de su país- pero todos los sábados tiene que acudir a la autoescuela para preparar el examen que permitirá ampliar la vigencia de su permiso de conducir más allá de los seis meses de estancia en España. La Fele está en desacuerdo con esta norma que obliga a los inmigrantes a realizar un examen «si no quieren perder su contrato de trabajo» después de «demostrar su profesionalidad durante seis meses». Ludmil apenas habla español, pero «con el idioma no hay problema» para surcar las carreteras españolas. « Leka po leka (poco a poco)», afirma con una sonrisa permanentente en su cara mientras asiente cuando el patrón señala que este mes ganará unos 1.800 euros. Su sueldo normal -con 10 horas de conducción al día -es de 1.000 euros.