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León se ha vuelto menos frío, sus habitantes son más altos y ha crecido 111 m2 durante la vigencia de la Constitución

Érase un mundo sin libertades...

Testimonios de ayer y de hoy reflejan el profundo cambio social y político de la provincia

Publicado por
Marco Romero - león
León

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Era un León en el que los mozos medían siete centímetros menos que ahora. Los días con temperaturas bajo cero eran entonces el doble que hoy y el campo tenía 126.000 hectáreas más de cultivos; incluso nacían más niños y las aulas de EGB estaban plagadas. Los 27 centros sanitarios de la provincia luchaban contra la lepra, el sarampión y la varicela y aún se enviaban más de 80.000 telegramas. Era 1978, el año en el que, tal día como hoy, los españoles refrendaban la Constitución dando paso a un periodo de intenso cambio político y social y a una de las democracias más jóvenes de Europa. Por aquella, había poco más de 5.000 líneas telefónicas y el salario mínimo era menos de la mitad que hoy. La inmensa mayor parte de las viviendas construidas eran protegidas y había 11.000 kilómetros menos de carreteras. La deuda de la Diputación era de 22 millones de pesetas y el presupuesto de un ayuntamiento como el de León no llegaba a los 496 millones de pesetas. Su actual alcalde, Francisco Fernández (PSOE), se encontraba por entonces en la planta primera del actual ayuntamiento. Era empleado de Caja León, entonces sede de la entidad en Ordoño II. «Y he tardado 25 años en llegar a la séptima», bromea. «La Constitución es casi la utopía y yo lo que veo es que a medida que pasa el tiempo existe una mayor cultura democrática», manifiesta. Cuentan desde Ferraz que el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, presume a menudo que el comienzo de su actividad política estuvo muy marcado por los preparativos del referéndum de 1978, en los que participó de forma muy activa en favor de la Constitución. En aquel momento estaba iniciando la carrera de Derecho en León y recuerda que ofreció charlas para acercar el contenido del texto constitucional. Eran sus 18 años. «Pocos se lo imaginaban» «Fíjate cómo era entonces que la Universidad estaba en Oviedo», afirma Mario Amilivia, ex alcalde de León, concejal del PP y senador, al recordar que el año de la Constitución cursaba cuarto de Derecho en la capital asturiana. «Nadie hace 25 años se podía imaginar que hoy en día íbamos a tener un Estado descentralizado», subraya. Este momento histórico coincidía precisamente en el tiempo con la fiebre autonomista. «León pasó a formar parte de Castilla y León con sus ventajas e inconvenientes, pero pienso que la gente está ahora cómoda». El Estatuto de Autonomía de Castilla y León fue promulgado el 25 de febrero de 1983. Víctor Núñez, actual subdelegado del Gobierno en León, trabajaba en Soria como funcionario del Ministerio de Trabajo. Renueva el recuerdo y comenta que hace 25 años «me dedicaba a explicar la Constitución por los pueblos». «De estos años de experiencia democrática -explica- destacaría la solidaridad enter los españoles, la capacidad de convivencia pacífica y la espectacular democratización que han registrado sus estructuras. Y sobre todo, y por encima de todo, la consecución de las altas cotas de libertad que todoshemos de las que nos tenemos que sentir orgullosos». «Sin miedo a la reforma» Por su parte, el procurador del Común de Castilla y León, Manuel García Álvarez, por entonces profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de León, cree que al texto le falta «claridad en no pocos de sus preceptos, quizá por ello está siendo un factor y elemento esencial de estabilidad de España». Sobre la posibilidad de reforma de la Constitución, como se ha pedido desde muchos frentes, «no hay que tenerle miedo, siempre que se haga dentro de los órdenes establecidos en el ordenamiento jurídico», confiesa. José Luis Conde, ahora procurador de Izquierda Unida, militaba entonces en el Partido del Trabajo, que, junto a otras fuerzas políticas como ORT, no fue legalizado ni siquiera después de que la Constitución fuese promulgada. «Fue un acierto negociar la Transición como se hizo, pese a la ruptura que se pretendía». «Fue una conquista de la democracia y de las fuerzas de la izquierda, aunque ahora sea el PP quien la quiera patrimonializar». «Ha degradado la sociedad» El texto constitucional, sin embargo, tuvo y tiene muchos detractores. Blas Piñar, hace 25 años ocupado en la editorial Fuerza Nueva, es uno de ellos. «La Constitución ha tenido una influencia degradante en la sociedad española», asevera. «Es la arena movediza sobre la que se ha construido España». El ultraderechista considera que «la unidad territorial está a punto de resquebrajarse, y si es así, la Constitución ha sido nociva y anticonstituyente».

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